Ecosistemas en peligro: la importancia de los humedales en el ciclo del agua

Fundación Pro Defensa de la Naturaleza y sus Derechos

Los humedales son ecosistemas que permanecen en condiciones de inundación o con su suelo saturado con agua de forma permanente o semipermanente. Si bien bajo este concepto se incluye una amplia variedad de ecosistemas, todos los humedales comparten una característica primordial: el agua es el elemento esencial que les da vida y juega un rol fundamental en la determinación de su estructura y de sus funciones ecológicas.

Jezabel Primost doctora en Ciencias Exactas e integrante de Centro de Investigaciones del Medioambiente de la Universidad de la Plata, explica:

“existen distintos tipos de humedales y clasificaciones según la geomorfología (es decir, la forma de la superficie terrestre), el origen del agua que los sustenta y el tipo de vegetación asociada. A grandes rasgos, se reconocen cinco tipos de humedales principales: marinos (humedales costeros, lagunas costeras, arrecifes de coral); estuarinos (deltas, marismas de marea y manglares); lacustres (humedales asociados con lagos); ribereños (humedales adyacentes a ríos y arroyos) y palustres (es decir, “pantanosos” como marismas, pantanos y ciénagas), aunque existen clasificaciones más específicas, como la que establece la Convención Ramsar sobre humedales en la que se distinguen 42 tipos de humedales, incluyendo humedales artificiales como estanques, embalses, canales”[1].

Estos ecosistemas constituyen una de las principales fuentes de agua para las poblaciones humanas y son reservorios de biodiversidad. De ellos dependen, en distinta medida, la provisión de agua para distintos fines; la recarga y descarga de acuíferos y regula el flujo de los ríos; los humedales de cabecera aumentan la respuesta de los ríos a las precipitaciones generando un mayor flujo del río. Los humedales brindan también protección de recursos de agua dulce contra la salinización; la mitigación de inundaciones; el control de la erosión; y la estabilización de costas y de microclimas. Los humedales además generan más evaporación de agua que cualquier otro tipo de ecosistema como los bosques, sabanas o tierras agrícolas, incrementando la precipitación media anual, reduciendo el flujo anual del flujo hídrico[2].

Joaquín Cochero e investigador del Instituto de Limnología de la Universidad de la Plata dice que “El rol de los humedales fluviales bien preservados como “filtros verdes” de contaminantes es también evidente cuando se estudia la química y la bacteriología del agua. Los nutrientes, como el fósforo y el nitrógeno, son asimilados por las bacterias, algas y plantas acuáticas, que a su vez alimentan a los siguientes niveles tróficos. Y este “ciclado” de nutrientes es particularmente rápido en los bañados fluviales de la región platense estudiados, comparado incluso con otros ecosistemas sudamericanos”[3].

Lamentablemente, se encuentran entre los ecosistemas más amenazados del mundo, produciendo alteración física, pérdida y degradación de los hábitats. La extracción de agua, la sobre explotación, la contaminación y la introducción de especies exóticas invasoras son sus principales amenazas.

Aunque el bienestar humano depende de humedales sanos, la degradación y pérdida de humedales es más rápida que la de otros ecosistemas, tendencia que se está acelerando debido a modificaciones importantes en el uso de la tierra, el desvío de cursos de agua y el desarrollo de infraestructuras. Está disminuyendo la capacidad de los humedales para continuar brindando beneficios a las personas y la biodiversidad, incluido el abastecimiento de agua limpia, por lo que se deben reforzar las medidas encaminadas a apoyar la asignación de agua para los ecosistemas, como el flujo ambiental. La contribución vital de los humedales al bienestar, los medios de subsistencia y la salud de las personas, así como a la biodiversidad, que se puede lograr manteniendo y restaurando sus características ecológicas; para lo que se debe contar con el apoyo de los conocimientos indígenas y tradicionales, el reconocimiento de las identidades culturales asociadas a los humedales, la custodia promovida por incentivos económicos y la diversificación de la base de apoyo de los medios de subsistencia[4].

Dada la problemática que viven los humedales, los países del mundo adoptaron la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, conocida como la “Convención de Ramsar”, es un tratado intergubernamental mundial que proporciona el marco para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. Es el único tratado mundial centrado en un único ecosistema. La Convención protege los humedales de importancia internacional, que incluye, marismas, pantanos, turberas o superficies cubiertas de agua, naturales, artificiales, permanentes, dulces o saladas cuya profundidad no exceda de 6 metros.

Aunque Ramsar define en cada país miembro cuáles serán los humedales protegidos bajo la Convención, llama a los países a aplicar los mismos principios a otros humedales. Entre estos principios se incluye el “uso racional de los humedales”.

El uso racional de los humedales implica el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos de los ecosistemas, a fin de asegurar su existencia a largo plazo de la biodiversidad, así como el bienestar humano, especialmente de las comunidades locales que viven en torno al humedal l[5].

La Convención Ramsar señala que sus disposiciones, en cuanto a uso racional son de aplicación, en la medida de lo posible, a todos los ecosistemas de humedales del país, es decir, aunque no estén incluidas en la lista de humedales protegidos.

Según la Convención, las características ecológicas son la combinación de los componentes, procesos del ecosistema que caracterizan al humedal en un determinado momento, de tal manera que se aseguren el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos de los ecosistemas, en la línea del Art 73 de la Constitución.

Por cambios en las características ecológicas de los humedales se entiende la alteración adversa, causada por la acción humana, de cualquiera de los componentes, ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos de los ecosistemas.

La Convención Ramsar sugiere a los estados miembros, que se aplique la implementación de enfoques por ecosistemas, en la gestión y manejo de los humedales, lo que debería impulsarse dentro del contexto del mantenimiento o fortalecimiento, de las características ecológicas de los humedales, en las escales espaciales y temporales apropiadas.

El enfoque por ecosistemas se basa en la aplicación de las metodologías científicas adecuadas y en él se presta atención prioritaria a los niveles de la organización biológica que abarcan los procesos esenciales, las funciones y las interacciones entre organismos y su medio ambiente. En dicho enfoque se reconoce que los seres humanos con su diversidad cultural.

El Primer Principio que rigen el enfoque por ecosistemas, de acuerdo al Convenio sobre Diversidad Biológica[6] dice que la elección de los objetivos de la gestión de los recursos de tierras, hídricos y vivos debe quedar en manos de la sociedad; y añade que los pueblos indígenas y otras comunidades locales que viven en esas tierras son interesados directos importantes y deben reconocerse sus derechos e intereses, en la que tanto la diversidad cultural como la diversidad biológica son componentes centrales.

La Convención Ramsar llama la atención a los países miembros que los pequeños humedales[7] pueden contribuir considerablemente al bienestar de las personas, pero que, por sus pequeñas dimensiones, pueden ser sumamente vulnerables a los cambios ambientales, en particular los cambios climáticos, así como a las necesidades del desarrollo humano; pero que pueden desempeñar funciones importantes en los ciclos hidrológicos de las cuencas y a mayor escala y que son refugios y lugares de cría vitales para muchas especies de humedales especializadas. Estos pequeños humedales sufren cada vez más presiones que provocan su degradación y pérdida; y muchos se están perdiendo debido a la expansión de la agricultura y otras actividades antropogénicas; y

alienta a los países tomen las medidas para prevenir una pérdida mayor de pequeños humedales.

La Declaración de Changwon[8] de la Convención Ramsar sobre bienestar humano y humedales señala que los humedales proporcionan alimentos, regulan el régimen hídrico, almacenan energía y son esenciales para la biodiversidad, y que los beneficios que aportan a las personas son fundamentales para la futura seguridad de la humanidad. La conservación y el uso racional de los humedales son vitales para las personas, especialmente para los pobres.

[1] Citado en https://unlp.edu.ar/especiales/humedales-17562

[2] Bullock y Acreman. The Role of Wetlands in the Hydrological Cycle. Hydrology and Earth System Sciences 7(3): 358 – 389.

[3] Citado en https://unlp.edu.ar/especiales/humedales-17562

[4] Declaración de Changwon

[5] De acuerdo al Art. 73 de la Constitución del Ecuador, y a las recomendaciones de la 9ª Reunión de la Conferencia de las Partes Contratantes en la Convención sobre los Humedales

[6] Convenio sobre Diversidad Biológica. Enfoques por ecosistemas – Decisión V/6 CBD COP 5

[7] Resolución XIII.21. Conservación y gestión de pequeños humedales. 13ª Reunión de la Conferencia de las Partes Contratantes en la Convención de Ramsar sobre los Humedales

[8] Resolución X.3. Declaración de Changwon sobre el bienestar humano y los humedales. 10ª Reunión de la Conferencia de las Partes en la Convención sobre los Humedales

Leave a Comment