Derechos de la Naturaleza y Lucha Sociales

Universidad Andina Simón Bolívar – 7 de enero 2020

El debate de este foro giró en torno a dos preguntas:

¿Cómo entender al movimiento social, su rol, contradicciones y oportunidades frente a un contexto en el que la naturaleza es la fuente de un conflicto de intereses relacionados al capital y el extractivismo en el que el movimiento social, campesino y principalmente indígena han jugado un rol importante en los últimos años?

¿Cómo encontrar confluencias entre los actores de la sociedad civil y el movimiento social que se compone de diversos actores y luchas reivindicativas diversas?

Marielle Palau – BASE-IS Paraguay

Para algunos autores, el movimiento social no existe. Son organizaciones que se movilizan en un determinado momento y logran la solidaridad de algunos otros actores inclusive de alguna institución.

Hay una contradicción en el movimiento social, ya que por un lado demanda del Estado, la garantía de los derechos y por otro es su mayor oponente. Esta suerte de ambigüedad se puede apreciar de manera concreta y a modo de ejemplo en las dinámicas del movimiento estudiantil en los diversos niveles (colegios, universidades). Sin duda este fenómeno emerge en el marco del actuar del movimiento social como sociedad civil. 

Si pensamos en América Latina, en la revolución mexicana encontramos los primeros antecedentes del tipo de movimiento social que conocemos hasta hoy. La movilización del movimiento campesino, es una referencia notoria. Después surgen otros tipos de movimientos.

La revolución mexicana encontramos los primeros antecedentes del tipo de movimiento social que conocemos hasta hoy.

La visión de los clásicos movimientos está superada, cuando miramos las nuevas dinámicas de nuestra América Latina. Cuando miramos las luchas sectoriales del conjunto del movimiento social. Por ejemplo, el movimiento de mujeres está fundamental e históricamente vinculado al derecho al voto, y hoy al derecho del aborto. Si pensamos en los movimientos de disidencia sexuales, que bien tiene fuerte aparecimiento en la reivindicación de derechos en la década de 1990. Por otro lado, tenemos al movimiento obrero que por ellos ganamos el derecho al salario mínimo, hoy capturado por las políticas neoliberales. Evidentemente el movimiento indígena es un actor social en muchos de nuestros países, especialmente en los últimos años con el recrudecimiento de los extractivismo.

En los últimos cinco años, diversas luchas sectoriales van confluyendo. Pero al mismo tiempo, estamos viendo el surgimiento del fundamentalismo religioso y el avance de las derechas casi fascistas -como el caso de Bolsonaro en Brasil. Con esto se va visibilizando un ego común.

Aunque todavía es muy difuso, la premisa es hasta qué grado hoy ese centenar de confluencias de los enemigos de América Latina, que tienen al capitalismo como modo de producción general, que es profundamente patriarcal; que tiene al extractivismo como su principal base de acumulación y a los fundamentalismos religiosos como dimensión cultural, van colocando distenciones en los derechos que se han conquistado.

Hasta qué grado hoy ese centenar de confluencias de los enemigos de América Latina, que tienen al capitalismo como modo de producción general, que es profundamente patriarcal; que tiene al extractivismo como su principal base de acumulación y a los fundamentalismos religiosos como dimensión cultural, van colocando distenciones en los derechos que se han conquistado.

¿Hasta qué punto, este nuevo escenario posibilita que luchas o movimientos que tenían reivindicaciones muy específicas, logremos ir hacia coordinaciones en torno fundamentalmente a algo que está siendo cada vez más evidente, la incompatibilidad que existe entre el capitalismo y la naturaleza, que históricamente ha estado ligado a la contradicción naturaleza y el trabajo, y que hoy la contradicción es capital y naturaleza?

¿Hasta qué punto, este nuevo escenario posibilita que luchas o movimientos que tenían reivindicaciones muy específicas, logremos ir hacia coordinaciones en torno fundamentalmente a algo que está siendo cada vez más evidente, la incompatibilidad que existe entre el capitalismo y la naturaleza, que históricamente ha estado ligado a la contradicción naturaleza y el trabajo, y que hoy la contradicción es capital y naturaleza?

Nuestras preocupaciones deberían ser ¿cómo una serie de luchas profundamente específicas, como las luchas sindicales, los trabajadores, las luchas de mujeres, las luchas ecologistas, las disidencias, podemos confluir en un proyecto grande?

El fraccionamiento del movimiento social, es una responsabilidad del capitalismo patriarcal.

Nos encontramos en un momento histórico donde la urgencia se basa en superar la dicotomía entre el papel del movimiento social frente a la institucionalidad del estado, la ruptura y ausencia de reconocimiento del movimiento campesino e indígena en la defensa por la vida y el territorio, además de la construcción de nuevos paradigmas claros.

Pablo Ospina – Universidad Andina Simón Bolívar

Presenta un escenario aún más complejo que invita a pensar una problemática que quizás supere la percepción misma del movimiento indígena y campesino en cuanto a su relación con el territorio y el patrimonio natural que implica una mirada más amplia.

Pablo participó en una investigación en la que se observaban indicadores de reducción de pobreza, entre otros indicadores sociales, donde el elemento del tema ambiental, naturaleza no se incluía.

El sostiene que no hay quien luche por la naturaleza. Los actores no tienen intereses para defensa del patrimonio natural. Los indicadores sociales y económicos se basan en medir políticas de corte coyunturales. Incluir a la naturaleza no es un indicador del buen vivir, para ninguno de los actores: no lo es para el Estado; y no lo es aún para los actores que viven en los territorios, como el movimiento indígena.

La naturaleza no es un indicador del buen vivir para ninguno de los actores: no lo es para el Estado; y no lo es aún para los actores que viven en los territorios, como el movimiento indígena. Los indicadores sociales y económicos se basan en medir políticas de corte coyunturales.

Lo que se visibiliza es que en territorios indígenas hay una pronunciada defensa al territorio, pero no a la naturaleza.

¿Cómo encontrar esta coincidencia entre el territorio y los recursos que se encuentran en ese territorio?

Entender esta separación entre territorio y naturaleza es un ejercicio complejo cuando pensamos en las condiciones de vida en las que viven quienes habitan la ruralidad. Estos actores en territorio, están expuestos a negociar la explotación de los recursos naturales tanto con el Estado, como con las empresas transnacionales de minería, petróleo etc., debido a la precariedad en la que se desarrolla la vida en la comunidad. Las fuentes de trabajo, muchas veces con tan escazas que obligatoriamente orilla a las comunidades, dirigentes, organizaciones a negociar.

Cristina Arnulphi – Asambleas Ciudadanas de Argentina

Desde Argentina se presenta el proceso de las asambleas ciudadanas y como se ha entretejido la relación campo-ciudad, en el objetivo de desarrollar dinámicas populares que tengan la capacidad de frenar los procesos extractivistas en territorio.

Muchas de las asambleas son procesos que nacen en las ciudades, que se reconocen como ciudadanas, este proceso asambleario nace a partir de las necesidades vinculadas al territorio, cultura, historia, identidad-

Las movilizaciones ciudad-campo se apoyan en los procesos de lucha campesina y de los pueblos ancestrales. Ningún gobierno ha reconocido o legitimar las acciones de las asambleas.

A través del permanente debate y resistencia en el seno de las asambleas, se ha logrado parar intereses de la agroindustria y el extractivismo, como la salida de Monsantode Córdoba, o la aprobación de leyes de prohibición de mega minería.

Los movimiento indígena y campesino han marcado el caminar y accionar de las asambleas ciudadanas.

Los movimiento indígena y campesino han marcado el caminar y accionar de las asambleas ciudadanas.

Esta experiencia abre la posibilidad para mirar a las redes campo-ciudad como una alternativa efectiva de organización que puede ser capaz, no solo de interpelar al Estado, sino que también se convierten en herramientas objetivas que logran frenar los procesos extractivistas y de fortalecimiento del modelo neoliberal y capitalista.

Marcelo Calazans, Oilwatch-  Brasil –

En el Brasil asistimos a un debilitamiento de la izquierda

Después de quince años de gobierno del PT, tenemos una derecha fortalecida, los movimientos sociales antes lograban sumar esfuerzo, hoy esa fuerza está dispersa y Bolsonaro es el resultado de la degradación de la izquierda y su crisis de articulación.

La izquierda misma puso las bases para una derecha. No creó alternativas de resistencia, no demarcó territorios indígenas, no pagó la deuda agraria, no apoyó un pacto social. No hubo sentido político para articular procesos nacionales de transformación profundos.

En Brasil… la izquierda misma puso las bases para una derecha. No creó alternativas de resistencia, no demarcó territorios indígenas, no pagó la deuda agraria, no apoyó un pacto social. No hubo sentido político para articular procesos nacionales de transformación profundos.

La izquierda no ha caminado estructuralmente hacia la transición, no hay una izquierda que se oponga a las fuerzas hegemónicas, los movimientos sociales de cortes históricas como el MST se perdieron en las demandas al estado cuando entraron a jugar con el gobierno de Lula y Dilma.

Por otro lado, el precio de las commodities, modulan los acuerdos internos incluso entre la gente de la izquierda, y ponen en evidencia los intereses de poder.  

 

El Movimiento Indígena en el Estado

El movimiento indígena ha logrado posicionar una lucha histórica en defensa de los derechos colectivos, derechos de la naturaleza, interculturalidad, entre otros; mientras que por otros movimientos más visibles, construyeron una alianza con el Estado.

Al igual que la experiencia de Brasil, el movimiento campesino e indígena ecuatoriano, perdieron la perspectiva y claridad sobre su rol frente al estado.

Las luchas reivindicativas se anulan al momento de la llegada al poder de los actores sociales, hasta ahora la co-gobernancia no ha dado los resultados que se esperaban.

Durante estos últimos 20 años, al contrario de fortalecerse el movimiento social ha sufrido un profundo y peligroso desmantelamiento y cooptación de sus demandas a través de la participación de sus lideres visibles e históricos en la política partidista.

Jorge Acosta – Sindicatos bananeros

Hay que mirar otras dinámicas como aquellas que se desarrollan en la costa ecuatoriana. Territorio donde estas preguntas y cuestionamientos se vuelven más complejos, donde toda la naturaleza ha sido ya intervenida y se encuentra en constante amenaza por la agroindustria ligada principalmente al banano y otros cultivos de exportación.

La costa ecuatoriana tiene casi dos siglos sufriendo transformaciones en materia productiva. Muchas de las dirigencias campesinas de la costa asociadas a las luchas obreras han pactado con el Estado y con la agroindustria, anulando sus propias reivindicaciones sociales.

Elizabeth Bravo

Tal vez es momento de comenzar hablar de naturalezas y no reducir la reflexión a la naturaleza como paisaje.

Defender los derechos de la naturaleza, es luchar en contra la expansión del agronegocio, de los transgénicos, contra los plaguicidas, porque estos constituyen vulneraciones a los derechos de la naturaleza.

Con frecuencia se escucha que la naturaleza se defiende sola, pero ahora vivimos el colapso de los polinizadores en todo el mundo. La polinización asegura la continuidad de la vida como la conocemos hoy, tanto para la naturaleza como para las sociedades humanas.

El reto es conseguir que los movimientos sociales se interesen por los temas de la naturaleza,  que es la lucha por la sobrevivencia.

PREOCUPACIONES

Surgen algunas preocupaciones del colectivo frente a la crisis intelectual, la crisis de aproximación de la realidad, crisis de las interpretaciones.

¿Qué planteamos hacer, como tejer nuevas redes y formas de organizarse en un escenario en constante desgaste y desmovilización social?

¿Quién va a jugar el papel de defensa de la naturaleza?

¿Qué es la naturaleza? ¿la pensamos como un metabolismo integral y no como un elemento aislado?

¿A qué nos referimos cuando hablamos de naturaleza, y como el ser humano se ve en estos contextos de naturaleza?

Lucha de clase y naturaleza

Gabriela Cáceres – ASTM

Es muy difícil acertar lo que está pasando, yo creo que, quizás para mi esta es la primera lección, es decir; ¿por qué no podemos leer la realidad correctamente? ¿por qué no todo el rato podemos hacernos una comprensión de lo que vemos?, ¿no somos suficientes? Yo creo que claramente vivimos un enigma, las herramientas con las que contamos no son suficientes. Es algo que tenemos que asumir, y traer una nueva cajita de herramientas y entender las dinámicas nuestras en relación al surgimiento de un movimiento joven, compuesto por jóvenes, una nueva generación que nos está reclamando y demandando y nos está tomando por sorpresa.

Esta cosa “esotérica del cambio climático”, es dramático para los jóvenes. Ellos son los hijos de la hiperinflación, es el proyecto de ellos y su calidad de vida la que está en juego. Ellos no están esperando a que tal vez la cosa se mejore en 10 años. La voz de Greta Thunberg, es el reflejo de unos jóvenes que están reclamando su futuro. Aunque están en juego otras discusiones allí; sin embargo, tenemos que estar pendientes de lo que ellos, los jóvenes están diciendo. Hay muchos discursos antisistema claramente posicionados.

Esta cosa “esotérica del cambio climático”, es dramático para los jóvenes. Ellos son los hijos de la hiperinflación, es el proyecto de ellos y su calidad de vida la que está en juego. Ellos no están esperando a que tal vez la cosa se mejore en 10 años… Hay muchos discursos antisistema claramente posicionados.

Ellos están cuestionando, no solo, su futuro, sino el conjunto del sistema patriarcal, machista, extractivista, etc. Y lo están reclamando ahora, no para mañana. Es un reclamo para hoy, que nos llama a cambiar ¿cómo? ¿hacia dónde? No lo sabemos, pero tenemos que cambiar, pero coincido en que tenemos que pensar en un sentido de construir más amplio y común.

Es urgente dar una mirada integral al movimiento feminista y los jóvenes, ambos actores sociales tienen claro el panorama. Las acciones de ambos grupos, a diferencia de otros espacios, no están esperando los acuerdos o las elecciones. Estos golpean diaria y sistemáticamente al sistema y su estructura. Allí hay una fortaleza y una oportunidad. Volcarnos en una mirada colectiva para acompañar y sumar estas dinámicas se torna urgente para el resto del movimiento social.

La tarea para quienes estamos cercanos a las discusiones en torno a la naturaleza, al medioambiente, el ecologismo, entre otros espacios similares, necesariamente es incorporar una mirada sobre la naturaleza y la crisis climática en los otros debates y sobre todo en los debates que están empujando los jóvenes y las mujeres feministas.

En Europa se vive una crisis social muy grave, y se comenten atrocidades de manera legal. El Mediterráneo está lleno de cadáveres. Y surgen movimientos de apoyo y solidaridad.

Mateo Martínez – Colaborador de Land is Live –Filósofo –  UNAM

Debemos mirar al auge de movimiento eco-fascistas en Estados Unidos, norte de Europa, Inglaterra y en América Latina.

Efectivamente, tenemos que pensar más amplio y pensar el surgimiento de nuevas corrientes, que están apareciendo tanto desde la izquierda como los jóvenes que están pidiendo respuestas ante la crisis climática y las demandas del movimiento feminista, pero también tenemos las corrientes de derecha fascista, ya hay un auge fascista, peligrosamente vinculado al eco-fascismo, que se alimenta de argumentos a favor de la naturaleza.

Asocian la crisis climática, la hambruna que vive África y América del Sur y la explotación que viven los territorios, con la migración. Es allí donde hacen la vinculación tierra, territorio y migración.

El eco-fascismo asocia la crisis climática, la hambruna que vive África y América del Sur y la explotación que viven los territorios, con la migración. Es allí donde hacen la vinculación, tierra, territorio, migración.

Desde esta perspectiva, en la lucha contra el cambio climático se juntan tendencias de extrema izquierda y extrema derecha. Todo se muestra difuso, porque además se anclan a un discurso que es reconocido como de izquierda.

Ivonne Yánez  – Acción Ecológica

A propósito del eco-fascismo, me apela la idea del fetiche. Mucho me temo que la ecología / naturaleza / medio ambiente, se conviertan, para el eco-fascismo, en un fetiche.

Por otro lado, me preocupa el hecho de que ahora se hable del derecho a lanaturaleza, y no de derechosde lanaturaleza. Este abordaje permite que se instrumentalice la naturaleza a favor del mercado, lo que se expresa en formas tan sofisticadas como los big datosy los blockchain, que algoritmos con información sobre la naturaleza (por ejemplo, plantas con propiedades medicinales) se coticen en las bolsas.

Marcelo Calasanz

Los primeros territorios donde el capitalismo se impone, son los territorios mentales. La producción de subjetividad es una producción industrial. El capitalismo está creando estas subjetividades mecánicas no reflexivas, que tiene al hombre blanco en el centro, como modelo.

La producción de subjetividades es central, porque en ella se generan las necesidades, los deseos. Se creía que el deseo es algo que viene desde dentro… ahora ya no lo es.

Ahora, en las comunidades indígenas en Brasil están llenas de iglesias evangélicas. Lo mismo ocurre en los asentamientos de la Reforma Agraria del MST, y su discurso es el progreso económico. Ahora los sueños de un joven indígena no son muy distintos de un joven en Río de Janeiro, Sao Paulo o Quito, porque esta producción de subjetividades está globalizada, que uniformiza los deseos y los sueños.

Pablo Ospina – UASB

Estas nuevas manifestaciones de producción y reproducción de conceptos ecologistas asociados al capital evidencian el conflicto y la ausencia de paradigmas para el movimiento social en el mundo. No obstante, en este nuevo contexto podríamos tejer en términos de articulación, si recordamos que, durante los años 30, teníamos un escenario conflictivo y confuso, con el surgimiento de los fascismos, también fue un momento de oportunidades en que se lograron algunas conquistas importantes desde las luchas y las resistencias sociales.

Estas nuevas manifestaciones de producción y reproducción de conceptos ecologistas asociados al capital evidencian el conflicto y la ausencia de paradigmas para el movimiento social en el mundo. No obstante, en este nuevo contexto podríamos tejer en términos de articulación. Recordemos que en los años 30 había un escenario conflictivo y confuso, pero fue también un momento de oportunidades en que se lograron varias conquistas importantes desde las luchas y las resistencias sociales.

En este momento presenciamos la crisis del capitalismo neoliberal global, y en este proceso hay polarizaciones surgen personajes como Bolzonaro y la emergencia de movimientos en América Latina y Europa, a lo que se suma que la ola de gobiernos progresistas en América Latina, dejaron muchas frustraciones.

En medio de esto, el punto es cómo fortalecer la autonomía de los grupos y movimientos populares que desafían el orden injusto.

Tenemos entonces una nueva derecha que se apropia de los mecanismos y los discursos de la izquierda, especialmente derecha joven europea.

Para comprender esta nueva realidad, es fundamental pensar desde diferentes niveles:

Un primer nivel se relaciona como un modo de ser del capitalismo, que nos posiciona en lugares polarizados. ¿Cuáles y desde dónde se enuncian estas polarizaciones?

Esta interrogante puede ser contestada seguramente desglosando sus matrices y pensando colectivamente.

Otro nivel para pensar esta otra realidad se vincula a los grupos alternativos como los grupos de mujeres. La interrogante es: ¿cómo fortalecer estas actorías, las actorías de los grupos de mujeres que al parecer van a sostener esta nueva crisis?

Reformular las estrategias para pensar también junto a los y las jóvenes que hoy demandan con urgencia una respuesta a su futuro inmediato, frente a la crisis climática.

En todo este marco de análisis, queda pendiente para el debate sobre la naturaleza. ¿Es o no la naturaleza una nueva narrativa que podría aparragar los procesos políticos?

Cuadro 1

Identificación de avances o actores que se encuentran trabajando/resistiendo de forma estructural al modelo económico en el que la naturaleza está en juego

MOVIMIENTOS DE MUJERES

ECOLOGISMO

JUVENTUDES

CAMPESINA E INDÍGENA

LA CIUDAD COMO ACTOR

Cuerpo y territorio.

El feminismo si está vinculando las políticas patriarcales a la lucha por el territorio, lo personal y colectivo. Desde el derecho al aborto y la soberanía alimentaria

Papel de las empresas y del Estado en el control de los territorios, de la naturaleza y de “los recursos naturales”

Acompañamiento a las luchas territoriales contra el extractivismo y el agronegocio

Demandas cambios para hoy, porque está en juego su futuro

Cuestiona el extractivismo porque se ven en amenaza en el uso del territorio

La disputa se centra por la defensa del territorio y sus formas de vida, ligadas a la soberanía alimentaria y a la audeterminación

La ciudad cuestiona el modelo de producción desde los intereses de la salud y la economía

NATURALEZA Y LUCHA DE CLASES

Omar Bonilla – Universidad Central del Ecuador

Ecologismo y lucha de clases 

Es evidente que los grupos ecologistas que hoy resistente alrededor del mundo, son luchas polarizadas, con agendas e intereses muchas veces distantes entre sí.

En esta línea encontramos dos ecologismos: uno mayormente vinculado a la juventud, generalmente proveniente de la clase media, con un fuerte elemento identitario urbano.

Y por otro encontramos al ecologismo popular, fundamentalmente vinculado al movimiento campesino e indígena, este último mayoritariamente se enuncia desde un discurso rural, vinculado a la tierra y al territorio.

Para el primer grupo, asociado a los jóvenes urbanos, generalmente pertenecientes a la clase media, la importancia de la naturaleza está relacionada con un valor tangible y específico donde surge la vida, se sostiene y se reproduce y de la que dependen las ciudades y las futuras generaciones para su supervivencia.

Mientras que, para el segundo grupo, asociado al ecologismo popular, las demandas están relacionadas con la tierra, el territorio, la economía local. Un claro ejemplo que denota esta “separación” de intereses se pudieron apreciar durante las demandas de octubre del movimiento indígena ecuatoriano en el pasado paro. Si bien el movimiento indígena defiende la vida, los intereses alrededor del territorio son distintos.

Los ajustes económicos propuestos por el Fondo Monetario Internacional al Estado ecuatoriano, se basan en la apropiación y el despojo de los territorios para garantizar la sostenibilidad del modelo neoliberal y el capitalismo, pero además estas nuevas reglas se basan al igual que los 80s en generar crisis en las estructuras del Estado.

Es en este punto donde ambos ecologismos parecen no encontrarse, el movimiento indígena, por un lado, hace un cuestionamiento puntual al Estado; mientras que el ecologismo urbano joven está construyendo un cuestionamiento integral a la política económica mundial.

Además de estos elementos, ambos ecologismos están cruzados por elementos más complejos como las disputas ideológicas vinculadas a la cultura alimentaria.

Tanto el tema de la naturaleza, la lucha de clases y los movimientos sociales, confluyen en el reconocimiento de que hay un tipo de relación que despoja, privatiza.

Fernanda Vallejo – Alianza por la Biodiversidad en América Latina

En principio, resulta difícil enlazar la Clase con los Derechos de la Naturaleza. Sin embargo, entrar en ese reto nos lleva a los principios mismos de la relación ser humano-naturaleza. Ese vínculo metabólico que ha garantizado la vida por milenios.

La modernidad -que es capitalista-, tras negar esa interdependencia sistémica, ha venido produciendo de manera sostenida mecanismos de apropiación y despojo, que siendo los mismos en principio, se van sofisticando y tornándose más imperceptibles.

La idea de despojo sostenido nos conduce inevitablemente a la existencia cada vez mayor de pueblos y comunidades que, siendo desposeídos de sus medios de vida, pierden progresivamente la capacidad de gestionar de manera autónoma su propia reproducción. Es decir, son proletarizados, convertidos en fuerza de trabajo enajenada.

Si juntamos esta idea con una perspectiva no moderna, podríamos decir, desde una perspectiva surgida de las epistemologías de pueblos originarios, ese despojo no opera únicamente sobre el sujeto humano y su territorio, acontece sobre la naturaleza misma y su territorio. Así, los flujos de agua son cortados, desviados, represados, contaminados, impidiendo la realización de su ciclo natural y su función fertilizadora de su entorno. O las semillas son mutiladas en su capacidad germinativa, son secuestradas para uso privado, o las vacas, cerdos, pollos, secuestrados en campos de concentración para producir carne y derivados. Y así podemos señalar cualquier bien natural, que sujeto mediante la técnica, termina también enajenado, proletarizado, cualquiera sea su servicio ambiental es secuestrado en bien del lucro y la acumulación del capital.

Desde una perspectiva de las epistemologías de pueblos originarios, el despojo no opera únicamente sobre el sujeto humano y su territorio, acontece sobre la naturaleza misma. Así, los flujos de agua son cortados, desviados, represados, contaminados, impidiendo la realización de su ciclo natural y su función fertilizadora de su entorno.​

Tanto el despojo de territorios, como la enajenación del trabajo o de los bienes naturales, se enfoca en la deshabilitación de su autonomía reproductiva y recreativa de la vida.

Y en tanto las relaciones son metabólicas, hablamos de rupturas cada vez más sensibles de ciclos y sistemas, mediante la combinación cada vez más sofisticada de mecanismos normativos que legalizan el robo y la apropiación cada vez más concentrada, o el ejercicio de la fuerza -en caso de resistencia-, y sobre todo, el uso de la técnica, promocionada como ciencia y nueva religión, que hay que aceptar como dogma. Cada vez es más usual el uso de todos estos mecanismos combinados, de forma corporativa, impositiva y mafiosa.

Así como los derechos humanos, los derechos de la naturaleza, son demandados en la justicia, cuando su violación se torna insoportable. De modo que su declaración es necesaria, como recurso de exigibilidad, aunque su aplicación sea limitada.  Su uso es más importante como herramienta de resistencia y defensa de esa autonomía y autodeterminación enajenadas tanto en las comunidades como en los bienes naturales.

Aunque la fuerza del despojo es cada vez mayor, una clave fundamental de la resistencia, constituye la búsqueda y ejercicio constante de una gestión autónoma de la subsistencia, como herramienta que impide la ruptura sistémica y a la vez restituye la relación metabólica que garantiza la vida de humanos y no humanos, es decir, la reproducción misma de la vida.

Mariel Palau – BASE-IS – Paraguay

Frente a estas posibilidades y condiciones que tiene el movimiento social y la naturaleza, es importante identificar la causa del problema, pensar de donde proviene, y ponerle nombre. La actual crisis política, económica, social, climática y ambiental, es producto de una fuente de pensamiento elaborada en el principio del capitalismo; un modelo de acúmulo, que plantea la expropiación de los recursos naturales como fuente reproductiva para sostenerse.

La actual crisis política, económica, social, climática y ambiental, es producto de una fuente de pensamiento elaborada en el principio del capitalismo; un modelo de acúmulo, que plantea la expropiación de los recursos naturales como fuente reproductiva para sostenerse.

Es importante también identificar la fragmentación de los paradigmas y apuestas del movimiento social actual, que es resultado directo del neoliberalismo, que logró permear los movimientos sociales y sus distintas iniciativas, procesos y construcciones.

Es urgente cohesionar un claro discurso anti-capital y anti-neoliberal como una acción concreta e inmediata, que permita que la sociedad asuma su responsabilidad. Hemos sido los causantes de esta catástrofe, deberíamos asumir también su sanación.

Blanca Chandoso – Ecuarrunari

Pensar la naturaleza implica también, pensar en términos de interculturalidad y la diversidad de enfoques y formas de vida que se desarrollan en ella.

Blanca Chancoso, se remite a historia del movimiento indígena y las dicotomías entre la lucha de clases impulsada principalmente por el movimiento trabajador y las demandas del movimiento indígena. La perspectiva de la lucha de clases deja por fuera a los pueblos indígenas, en estos procesos siempre nos veían como el jornalero agrícola y el acceso al trabajo como una oportunidad para los indígenas.

La perspectiva de la lucha de clases deja por fuera a los pueblos indígenas, en estos procesos siempre nos veían como el jornalero agrícola y el acceso al trabajo como una oportunidad para los indígenas.

“La clase” para el movimiento indígena no es un discurso en el que nos sentamos representamos.

El movimiento indígena no es incluyente, es diverso en su forma de concebir y practicar la producción y la reproducción de la vida. Su lucha se enfoca principalmente en la definición y reafirmación de la identidad entre la clase y la etnia.

El movimiento indígena no es incluyente, es diverso en su forma de concebir y practicar la producción y la reproducción de la vida. Su lucha se enfoca principalmente en la definición y reafirmación de la identidad entre la clase y la etnia.

No podemos trabajar/hablar desde “la clase” sin hablar de “grupo étnico”, por eso hablar de la plurinacionalidad es importante. La lucha de clase mira al individuo. La plurinacionalidad incluye al colectivo en términos de lo ordinario y de lo territorial.

Por otro lado, tenemos hoy una peligrosa corriente discursiva que a menudo se da entre la izquierda y derecha. Ambas corrientes ideológicas, se remiten constantemente a la clase y han incorporado un discurso aparentemente cohesionador a partir de la discusión de clase, sin embargo, dejan de lado el debate relacionado con la etnicidad.

Que la derecha incorpore un discurso de clase en su línea de debate, necesariamente no significa que estos asuman en la práctica el reto de caminar hacia un país más justo y mucho menos el viraje de sus enfoquen en relación con el territorio. Para los grupos económicos, el territorio es un espacio de abastecimiento ilimitado de la materia prima.

Para los grupos económicos, el territorio es un espacio de abastecimiento ilimitado de la materia prima. Estas prácticas se dan de manera camuflada apelando a discursivas populistas históricamente reconocidas, donde se ponen las problemáticas de los grupos sociales excluidos, como argumento.

La problemática realmente grave es que la izquierda, como corriente aliada, incorpore la clase como un elemento discursivo, sin un análisis interno que cuestione el discurso y la práctica.

Es urgente que desde el movimiento social se presione para reconstruir debates que planteen nuevos horizontes a partir de ambas discusiones/tema (clase y etnicidad). Tenemos que caminar hacia una propuesta política nacional de Estado, que parta por comprender que la clase y la etnicidad no está separadas de la naturaleza.

Tenemos que caminar hacia una propuesta política nacional de Estado, que parta por comprender que la clase y la etnicidad no está separadas de la naturaleza. Por otro lado, también es imperante que el Estado tenga claro su papel de interlocutor con los diversos grupos que lo habitan y sus diversos intereses, tal es el caso de aquellos que decimos hablar de naturaleza y sus derechos.

Por otro lado, también es imperante que el Estado tenga claro su papel de interlocutor con los diversos grupos que lo habitan y sus diversos intereses, tal es el caso de aquellos que decimos hablar de naturaleza y sus derechos.

Además de hacer presión entre las corrientes de izquierda y derecha, sobre el debate de clase, etnia y naturaleza, el reto también es casa adentro. La diversidad de movimientos ecologistas y sociales, sin bien estamos hoy obligados a incluir en la agenda de resistencia el debate de los derechos de la naturaleza, también tenemos una deuda y es como desentrañar los discursos de clase, etnicidad y naturaleza, para confrontar los nuevos discursos que hoy se elaboran en las empresas transnacionales que intervienen los territorios en la actualidad, y que se asocian a los procesos migratorios, a la identidad, etc.

Desde un ángulo totalmente opuesto, las luchas sociales están compuestas por ciclos, estos ciclos son necesarios reconocerlos para saber qué elementos y debates están en disputa. En el ciclo de movilización de octubre 2019, hubo una polarizada lucha de sectores, y claramente durante las manifestaciones existió una priorización de las luchas de clases en ese sentido es necesario mirar si estas iniciativas no son un producto las discusiones de clase que creíamos se habían perdido dentro del movimiento indígena.
Mateo Martínez
Ciclos de movilización, el paro de octubre

Diana Murcia – RALLT

En relación con los derechos de la naturaleza, hay un miedo de caer en la trampa de lo jurídico, primero porque las organizaciones han perdido su fe en lo jurídico.

Hay además un problema de la representatividad. ¿Quién representa la naturaleza? ¿Son los grupos étnicos? ¿puede el movimiento campesino representar la naturaleza? Este es un tema que está en debate en Colombia.

En Colombia se dio un proceso de ridiculización de los derechos de la naturaleza; pero de maner muy rápida se pasó de la ridiculización de los Derechos de la Naturaleza a su instrumentalización. Este es el caso de la Sentencia del Río Atrato, se le hizo al río sujeto de derechos, pero estos derechos están asociados a un perfil previamente marcado por el Estado, que en el contexto de Colombia, se pone en operación una nueva forma de victimización de las comunidades.

En el contexto de Colombia, se debe retomar los aspectos positivos de la Constitución ecuatoriana, que es el derecho a la reparación integral.

Aunque se pueden hacer varias críticas a la forma como se ha manejado en tema de los derechos de la naturaleza en Colombia, hay algunos aspectos positivos, pero es necesario retomar los aspectos positivos de la Constitución ecuatoriana, que es el derecho a la reparación integral.

UN aspecto positivo es que se reconoce la relación biocultural de las comunidades con la naturaleza, pero esto se le reconoce sólo para las comunidades indígenas. No para los campesinos, quienes también tiene una relación con la naturaleza.

También que hay varios logros alcanzados que no sería posible si no se hubieran reconocido derechos a la naturaleza, y se han generado debates muy importantes, como el Sínodo de obispos Amazónicos sobre la naturaleza.

Adriana Rodríguez AUTIM – UASB

Sobre la trampa de institucionalización del derecho como un instrumento de los grupos económicos, hay que mencionar que hay un y el pluralismo jurídico y un derecho emancipador.

SÍNTESIS

  • La propiedad privada es la base para el inicio de los procesos de expoliación de la naturaleza.
  • El despojo es el resultado de intereses y apropiación de la tierra y el territorio como base para la reproducción del modelo neoliberal y capitalista.
  • Reconocer que estamos en un momento de crisis estructural de los movimientos sociales y de las estructuras de izquierda, es un ejercicio urgente para dar inicio a nuevos diálogos que además crucen por la interseccionalidad.
  • Es importante además, imaginar otras formas de accionar
  • Como elemento orientador hay que entender al interlocutor, el interlocutor es un conjunto de sujetos, con agendas, valores, principios e intereses de luchas diversos, por lo tanto, es necesario trasmutar a nuevas formas de comprensión del actor social. Para esto es fundamental pensar en nuevas formas pedagógicas que nos permitan comprendernos entre los diferentes espacios y activismos.
  • La suma de estas iniciativas, sumadas a las luchas de las mujeres y los grupos jóvenes posibilitarían pensar a la naturaleza de otras maneras.

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