Diálogo en Defensa de la Casa Común

Quito, 11 de julio 2019 – Universidad Politécnica Salesiana

Este foro se centró en torno al llamado del Papa Francisco I, a través de Encíclica “Laudato Si”, sobre el cuidado de la Casa Común, para proponer cómo este llamado puede hacerse realidad en nuestras vidas y comunidades; y cómo se conjuga este análisis al reconocimiento de los derechos de la naturaleza en la Constitución del Ecuador.

Participaron:

Mons. Eugenio Arellano, Conferencia Episcopal Ecuatoriana

Joan Martínez Alier, Ecología Política, España

Horacio Machado, Ecología Política, Argentina

Laura Santillán, Movimiento Indígena del Ecuador

Verónica Loor, Ecoteología, UPS

Mónica Maher, Maestra Zen, EEUU

HORACIO MACHADO

Tenemos frente a nosotros un tema de suma relevancia, un tema crucial, el más importante que como especie nos convoca; la crisis ambiental. nunca antes esta comunidad de vida que llamamos humanidad, ha afrontado algo tan riesgoso y tan desafiante como la crisis ecológica. En nuestra propia experiencia de vida, en nuestra propia breve trayectoria que llevamos, somos la última y más jovencita de todas las especies y expresiones de la biodiversidad de la Madre Tierra. Hemos hecho un montón de cosas: hemos hecho cuestiones maravillosas y hemos cometido el gran desastre en el que estamos inmersos. ¿Cómo lo afrontamos? Este es el desafío mas grande que hemos tenido en los últimos 10.000 años por lo menos. De eso depende el presente y el futuro como humanidad.

Dada la densidad y la complejidad de la temática, nuestro desafío es tratar de ser lo más incisivos posibles, para que haya, circulación de la palabra, para que podamos aprender juntos, motivarnos juntos en la reflexión a partir de cada una de nuestras intervenciones.

En este foro queremos contestar las siguientes preguntas:

¿Cómo, desde nuestra mirada, desde nuestras experiencias pequeñas o relativas miramos la grave crisis ecológica civilizatoria en la que estamos y qué tienen que ver la cuestión de la religión y los credos?

¿Qué tienen que decir gran crisis ecológica civilizatoria,?

¿En qué estamos, qué estamos haciendo o qué pensamos que deberíamos hacer frente a esto, desde nuestros distintos y respectivos campos de actuación?

MONSEÑOR EUGENIO ARELLANO

Soy Eugenio Arellano Fernández, tengo 75 años, llevo 43 en Esmeraldas, he conocido una Esmeraldas bella, pero esa Esmeraldas que nos dejaron en herencia las comunidades negras ancestrales, que supieron respetar la frondosidad de nuestros bosques húmedos, de nuestras selvas y conocí en Esmeraldas la limpieza de la aguas que nos dejaron en herencia nuestros ancestros indígenas.

La Esmeraldas de hoy ha cambiado, pero quiero dar gracias a Dios y bendecirle por esas comunidades que supieron durante siglos vivir, disfrutar y dejárnoslo a nosotros, ojalá ustedes puedan dejárselas a sus hijos de igual manera, tendremos que repararla, porque ya está golpeada, ya está enferma

Cuando el Papa Francisco publicó la Laudato Si, ya estaba en todo el ambiente mundial una sensibilidad muy fuerte por la naturaleza. La Conferencia Episcopal de Canadá ya había estado haciendo estudios e intervenciones muy fuertes. Los Obispos de África en su totalidad se habían pronunciado también sobre la ecología integral; y cuando vienen el Papa Francisco y publica esto, pues, recoge las inquietudes que todos nosotros teníamos y las ordena, les da un cause, y con un lenguaje muy bello y muy sencillo las pone con carácter muy urgente.

Me alegra mucho que estén aquí hermanos que, como yo, llevan a Jesucristo, y les voy a decir, el Bartolomé el Patriarca1 nos dice que “los seres humanos destruyan la Creación es un gran pecado, la diversidad ecológica en la creación divina, degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire, todos estos son pecados”, porque “un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios”. El introduce el pecado en los causantes de los desequilibrios ecológicos.

Nosotros sabemos muy bien que una de las ideas más lindas que el Papa introduce en Laudato Si es ecología integral, y es un hilo conductor de toda la Laudato Si, de que todos los seres en el mundo estamos interrelacionados. Esta interrelación que nos une a todos.

Con una mirada bíblica veo al hombre que está hecho de tierra, y no solo eso, sino que todo su cuerpo esta hecho de los componentes de la tierra, las criaturas que hay en el mundo, en la naturaleza, no son criaturas que están sin sentido, todas las criaturas caminan hacia un fin, las personas caminamos todos hacía un fin, todo está interrelacionado, lo más importante sobre la ecología integral, el Papa Francisco nos dice que Dios también se relacionó a través de Jesucristo con esta Tierra, Dios está interrelacionado, todo está interconectado. Dios mismo se ha vinculado a través de la encarnación de Jesucristo, y Jesucristo es el punto culminante hacia donde todos caminamos.

1 Es el actual Patriarca de Constantinopla desde el 2 de noviembre de 1991.

Una mirada contemplativa, atenta y respetuosa a los hermanos y hermanas, y también a la naturaleza - al hermano árbol, a la hermana flor, a las hermanas aves, a los hermanos peces, y hasta a las hermanitas pequeñas como las hormigas, las larvas, los hongos o los insectos (cf. LS 233) - permite a las comunidades amazónicas descubrir cómo todo está conectado, valorar cada creatura, ver el misterio de la belleza de Dios revelándose en todas ellas (cf. LS 84, 88), y convivir amigablemente.
Instrumentum laboris de la Amazonía

Si se lee pausadamente Laudato Si, hay un texto lindísimo, donde se dice que todas las criaturas caminan, porque todas las criaturas no fueron hechas para nosotros, su fin último no somos nosotros, su fin último es trascendente, el fin último de toda criatura es Dios. Claro que nosotros también necesitamos a las criaturas para sustentarnos, pero la ocasión de cada criatura es trascendente, nosotros en su nombre alabar al Señor, y conducirlas al Señor, porque todas ellas un día, de una forma misteriosa, dentro de la lógica de la resurrección, estarán participando en el reino definitivo de Dios. Dios no destruirá su creación, pero la transformará pascualmente.

Aquí hay una esperanza muy grande, el capital no es más fuerte que la creación. Hablemos claro, el capital tiene mucho poder, aquí en Ecuador, el capital tiene poder para comprar autoridades, para que se incumplan leyes, para comprar pueblos, para que los que son solidarios se vuelvan pirañas unos de otros. El capital tiene mucho poder, pero no tiene todo el poder, Cristo resucitado es nuestra finalidad, nuestra incorporación en Él. No vamos hacia la hecatombe, no vamos hacía un mundo de desiertos. Hermanos, no vamos, vamos hacia el reino de Dios Padre. Caminamos hacia esa mesa grande y redonda como el mundo, donde en la mesa de la vida encontrarán todos sus puestos, donde nadie será excluido de su dignidad, y donde la Tierra nos invitará a contemplar la belleza, y por la belleza llegaremos a Dios.

Cuando yo era estudiante en la Universidad Católica de París, justo se había acabado la primavera del 68, cuando tiraban los bloques aquellos y era tan divertido. Recuerdo que estudiábamos en teología un autor que después quedó medio olvidado, Pierre Teilhard de Chardin. Lo estoy reviviendo estos días, lo estoy juzgando estos días, porque veo la poesía hecha ciencia teológica en Teilhard de Chardin, veo todo el instrumento que es maravilloso. El Instrumentum Laboris de la Amazonía1, que es precioso, supera por mucho la Laudato Si, y aquí está también implícito Teilhard de Chardin, no vamos a un precipicio a donde están los demonios, vamos al Reino de Dios Padre; y vamos a construir un mundo de hermanos, esa es la meta. Ese es el Reino del Padre, un Reino de hermanos, que al sentirse hijos de un mismo Padre, la fraternidad cunde, pero sigamos adelante con esto.

La ecología integral es el concepto nuevo que añade la Laudato Si, y es un concepto que ilumina todo el trabajo, que se piensa realizar en la Amazonia, la ecología integral es la que reúne todos los sectores que podríamos subdividir la ecología, pero nos provoca a una conversión, es necesaria una conversión ecológica en todo hombre y mujer, disminución de nuestro consumo, de productos naturales, saber que compartimos.

Esta conversión ecológica tiene que ser eficaz, tiene que tener fuerza de cambio, tiene que ir a lo colectivo, a la comunidad entera, a la sociedad. Por eso queridos hermanos, uno de los mayores desafíos es posicionar en los colectivos que podamos, de los jóvenes, de los profesionales, posicionar la urgencia de la conversión ecológica, y es necesario para que alcancemos el Buen Vivir, porque estamos actuando en contra de nuestra felicidad, negando y ultrajando la belleza que Dios ha reflejado en cada una de sus criaturas.

1 Instrumentum laboris de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los Obispos (6-27 octubre 2019)

Esta conversión ecológica… tiene que ir a lo colectivo, a la comunidad entera, a la sociedad. Uno de los mayores desafíos es posicionar en los colectivos que podamos la urgencia de la conversión ecológica. Es necesario para que alcancemos el Buen Vivir, porque estamos actuando en contra de nuestra felicidad, negando y ultrajando la belleza que Dios ha reflejado en cada una de sus criaturas.

No podemos lanzarnos por caminos de transformación o conversión ecológica sin una mística. Que bonito es cuando en la comunidades del campo, ves a los campesinos tienen una mística, lo llevan dentro, saben que luchar por algo que es el futuro de sus hijos. Yo veo a las comunidades negras y tienen esa mística de lucha. Saben que Dios quiere esa lucha, y sin violencia la enfrentan.

En el Norte de Esmeraldas hemos tenido experiencias ecuménicas bellísimas. Allí donde las papas están calientan y no por el fuego, sino por la narco guerrilla, He visto como a los pobre nadie les hace caso; créanme, nadie, nadie. Por eso tenemos que ayudar a los pobres para que se organicen. La organización es la riqueza de los pobres, insisto, un pobre solo no tiene poder, pero muchos si, y además, mi experiencia me dice que la fe y la humanidad se maduran como unidad; no se puede luchar solos. Hay que luchar juntos, hay que sostenerse juntos

Recuerdo que el Papa Benedicto XVI, antes de retirarse dijo, que si abundan en el mundo tantos desiertos exteriores, es porque desgraciadamente también abundan en los corazones de los hombres los desiertos interiores. Las tierras que ya no tienen vida, porque desapareció el bosque húmedo, es un signo exterior de los corazones que no tienen vida, porque botaron a Dios de sus corazones.

Por lo tanto, esta crisis ecológica tan grande que vivimos, nos invita a una gran conversión. Nosotros a veces nos resistimos porque somos pragmáticos, realistas y siempre buscamos excusas para no luchar, para aprobar lo que los poderosos tienen, otros son pasivos hasta más no poder. Son buena gente, tienen buen corazón, pero son pasivos, no se mueve, y la conversión ecológica nos empuja, tenemos que movernos.

¿Qué implica la conversión ecológica?

Dejar brotar todas las consecuencias de tu encuentro con la persona de Cristo, de encontrarse con Cristo hermano mío, deja que broten las consecuencias de ese encuentro, y que broten en tus relaciones con el mundo que te rodea, y con tus relaciones con los demás.

Nosotros tenemos por vocación ser protectores de la obra de Dios, no es algo opcional ni secundario. Hemos visto en Ecuador en estos últimos años que se han castigado a los bosques. Los pueblos que estaban insertos en los bosques han tenido que migrar a los suburbios de las ciudades. Ya no había una ecología que les permitiera vivir, vivían de la caza y de la pesca, la vida se volvió imposible.

Yo los conozco, con nombre y apellido, ya te vi en los suburbios de la cuidad de Esmeraldas, a las orillas del río, y viven hacinados, eran señores, cuando estaban en el campo eran señores, ahora viven ahí hacinados, sus hijos son los pandilleros, sus hijas son las prostitutas de la ciudad. Y cuando un muchacho de estos pandilleros mata a otro, y veo que lo detienen, siempre me gusta decirle al policía “quien lo mató no fue un pobre desgraciado como él, quien lo mató fue aquella compañía maderera, que taló todos los bosques, que dejó a su padre en la pobreza mayor y se vio obligado a vivir”. Aunque parece una exageración, no es una exageración, eso es verdad, los pecados contra la ecología se vuelven pecados contra la humanidad.

Hay una relación muy grande entre la forma como yo me relaciono con la naturaleza y como yo me relaciono con mis hermanos y hermanas. En filosofía antigua estudiábamos los modos de producción de las formas de relación. Hay una relación profunda entre los modos de producción y las formas de relación. Si yo en mi trabajo exploto a la naturaleza, me relacionaré con mis hermanos explotándolos. Si yo en mi trabajo irrespeto la naturaleza, lo único que busco es conseguir beneficio económico, y mi relación con los demás será igual.

Si quieres la paz, respeta la creación.

Y no podemos quedarnos callados, si nosotros callamos las piedras hablaran. No podemos quedarnos callados, porque quien sufre no somos nosotros, son los más pobres, los que siempre la pagan todo. A ellos que les dañamos el hábitat.

Hace poco una autoridad me dice “alégrese Monseñor, vamos a construir dos hoteles más Decamerón en Esmeraldas, habrá trabajo para todos”, y yo le digo: “oiga, mi gente son señores y ustedes los quieren hacer siervos. Son señores en sus tierras y ustedes los quieren hacer lavanderas, cocineros”.

, no, no, además, eso no va, porque si seguimos así, los pobres no podrán ver un bonito paisaje, ver una montaña, ni bañarse en una playa bella, porque todo eso ya será concesión del capital, y de los que pueden pagar, y a nuestros pobres nos lo quitan hasta la belleza que Dios les ha dado, no estoy exagerando hermanos, créanme, nada, nada, nada, pero aquí estamos nosotros hoy somos seres de esperanza, yo me uno a ustedes, y ustedes se unen a mi, posicionemos que valen más las relaciones con la naturaleza que la acumulación del dinero, que vale más el respeto y la solidaridad con los humanos que juntar capital, me atrevo a decirles una cosa muy rara, al que le disgusta que me perdone, pero con la ecología hay que ser muy prácticos, tenemos que tener la inteligencia activada, hermanos posesionemos la ecología, que se vuelva criterio para dar le voto, volvamos a la ecología, a la defensa de la ecología, volvamos criterio político por el cual la gente da el voto o lo niega, ya verán ustedes como nacen con vocación ecológica, hagamos un criterio político y ellos al escribir sus programas de gobierno se olvidan y ustedes como sociedad exigen que se cumpla mientras no hagamos que del criterio político el mayor bien de la ecología andaremos medios mochos.

A través de la historia, desde ecologías radicales (o ecologismos) se ha querido acusar a los cristianos de los desastres ecológicos a que se ha llegado en la naturaleza desde la interpretación que se ha dado al mandato de Dios de: “procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra.” (Gen. 1, 28) diciendo que desde el cristianismo se ha interpretado de forma utilitarista y depredadora. Dicha hermenéutica refleja el antropocentrismo vivido desde la modernidad hasta nuestros días, no obstante, el Papa Francisco realiza una hermenéutica crítica del texto como propuesta al hombre de hoy invitándolo a dar el paso a una ecología integral y a una ecoteología desde el reconocimiento del planeta como la “casa común” de vivir una relación horizontal con todas las creaturas y de reconocer la dignidad de todo ser humano y la valía de todas las creaturas, evitando toda clase de explotación y de exclusión y promoviendo al hombre en su integralidad.
Zapata y Martínez

JOAN MARTÍNEZ ALIER

En el texto escrito que he mandado desarrollo tres ideas:

Una es que la Encíclica Laudato Sí está bastante inspirada en muchos autores porque trata muchos temas, pero uno de ellos es Leonardo Boff. Aunque no lo cita por las normas que se usa en las Encíclicas, pero Leonardo Boff está presente con su libro “Grito de la Tierra, grito de los pobres”, creo que esta presencia de Boff y la Teoría de la Liberación sudamericana, no se hace constar de una manera muy abierta, pero está presente en la Enciclíca.

Otra idea que yo tengo es que la Encíclica está dirigida a creyentes y no creyentes. A todas las personas del mundo, y yo aquí hablo como creyente no muy firme, por un tema de que yo creo que la Encíclica no abarca de una manera como nos gustaría que es la demografía humana. Aunque la población humana tiende a estabilizarse, afortunadamente, pero está ausente en la Encíclica un llamado a la libertad de las mujeres a que tener el número de hijos que quieran tener. Es una reivindicación que se tenía que hacer hace mucho tiempo y que poco a poco se va imponiendo. Pero esto no se menciona en la Encíclica

La Encíclica es un documento maravilloso que toca mucho el problema del cambio climático, el agua. Un bello escrito con esta invocación a San Francisco de Asís, y el Laudato Si, que es un poema que no yo conocía, que es fantástico, precioso.

Quiero dedicar unos momentos al párrafo 51, de los 243 párrafos que tiene la Encíclica.

Lo que me llamó más la atención fue del párrafo 51 es que habla de la deuda ecológica, que es un tema que Acción Ecológica en América Latina y mucha otra gente ha estado insistiendo y dice:

La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales. Porque hay una verdadera « deuda ecológica », particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales
Laudato Sí

Como dice al final del párrafo, esta deuda producen pasivos, deudas, humanos y ambientales, como los ejemplos que me parecen conmovedores, de la contaminación con mercurio en la minería de oro, con dióxido de azufre en la cobre, como suscita Horacio Machado. Está también la plata de Potosí, la plata de Zacatecas en México, donde todavía ahora quedan restos de este azogue con mercurio.

Estas deudas ecológicas desde la colonia, donde se produjo una catástrofe demográfica en Potosí hasta ahora, donde el extractivismo es muchísimo mayor, está reconocido muy explícitamente en la Encíclica.

Se dice literalmente, hay que computar el uso del espacio ambiental, este uso desproporcionado del espacio ambiental de todo el planeta, para depositar residuos gaseosos que se han ido acumulando durante dos siglos. Como se dice en otra parte de la Encíclica, el dióxido de carbono y otros gases producen el efecto invernadero. Esto ha generado pasivos ambientales, una deuda ecológica, que ni el Acuerdo de París en el 2015 reconoció en absoluto. Un residuo ambiental, social y político por el cambio climático, por el efecto invernadero que es producido por los ricos del mundo, y que afecta a otras especies también, pero especialmente porque hay gente pobre en Bangladesh y en otros sitios que se van a inundar.

El párrafo 51 habla también de los daños de la exportación por residuos líquidos y residuos sólidos, por ejemplo en las playas de Bangladesh o de la India. La gente empobrecida carga residuos de amianto.

Hay muchísimos ejemplos de exportación de residuos los gaseosos, sólidos, líquidos del norte al sur, a cambio de importaciones del sur, mal pagadas, de materias primas cada vez más cuantiosas y del sur al norte con un intercambio ecológica y económicamente desigual.

Además, por el cambio climático, hay una deuda ecológica. Esto es lo que venimos planteando hace años, con mayor o menor fortuna periodística y académica con eco o no en los medios. Y aquí, el Papa nos ha hecho un favor enorme, a todos los que pensamos en esta injusticia ambiental en el mundo, as través de toda la Encíclica, pero yo destacaría mucho el artículo 51 y el 52.

En un artículo posterior de la Encíclica, como argentino que es el Papa Francisco, habla de que se exporta y cosecha soja de Argentina, a costa de los pueblos fumigados, a costa de la fumigación y la palabra fumigación que se emplea en Argentina para protestar por la contaminación de pueblos por el glifosato de la soja , es usada en la Encíclica. Es la primera vez que la palabra fumigación sale en una Encíclica, en latín y en cualquier otro idioma.

A mi me conmovió que en el artículo 51 se menciona la cita de los Obispos de la región de Patagonia-Comahue – Argentina (No habrá lugar para ellos), que es una de las inspiraciones de la Encíclica.

Solamente con responsabilidad y respeto esa naturaleza que nos alberga y que hemos recibido como un don será capaz de ser la casa de nosotros y de nuestros descendientes. Existen dos formas de relacionarse con la creación: usarla de manera respetuosa, para que nos conceda lo necesario para la vida, o explotarla de forma irresponsable, para sacarle todo lo que tiene y dejarla inservible y nociva para las futuras generaciones.
Obispos de la región de Patagonia-Comahue

Aunque la Encíclica es inspiración del propio Papa y de sus consejeros, hay también un apoyo en el ecologismo de los pobres, o del ecologismo popular.

MÓNICA MAHER

Voy a hablar desde la perspectiva Budista.

Pensar la ecología y la espiritualidad es muy importante, porque esa conversión ecológica como dijo Monseñor y esa mística que necesitamos para poder enfrentar la crisis, requiere recursos espirituales profundos y si nos juntamos desde distintas denominaciones y tradiciones, podemos hacer un diálogo de servicio hacia el Planeta.

El Budismo promueve un camino medio, un camino que no promueve el consumismo, la acumulación, un camino de moderación. Como filosofía, como psicología propone la realidad como inter-dependiente, es una enseñanza con el otro, que no existimos como seres cercados. Habla también de seres vivientes, de toda forma de vida, no solo los seres humanos.

El Budismo promueve un camino medio, un camino que no promueve el consumismo, la acumulación, un camino de moderación

Desde el Budismo esa conversión tiene que ver con un despertar, porque la perspectiva Budista dice que estamos dormidos en un estado mental y espiritual de ignorancia. No habla de pecados, habla de estados mentales en relación a la ignorancia, con odio y con avaricia o codicia.

Desde el Budismo, la causa del sufrimiento humano en la vida es, precisamente, la avaricia, la codicia, que es la base de nuestro sistema capitalista económico; la cusa de eso es la codicia. Pero promueve la compasión y la sabiduría, no enemigos, porque todos somos uno. Pero, ¿cómo se llega hasta allá?

Para encontrar ese despertar, esa mística, esa conciencia plena, se requiere una disciplina profunda de contemplación, quizás cada tradición religiosa tiene una tradición contemplativa mística. Desde el Budismo eso es una práctica muy disciplinada de silencio. Para promover una concentración profunda que resulta en una conciencia plena, sabiduría, comprensión y pensamiento correcto para captar la realidad que si somos uno, no hay separación. Incluso, el Budismo dice que ese concepto que tenemos del “yo” es una ilusión, desde el Cristianismo sería “no soy yo, sino Cristo quien vive en mi”, es captar esa luz divina que somos.

Un símbolo del Budismo muy lindo es la Red de Indra, que representa la realidad, es una red de joyas, es una red donde se juntan los hilos en joyas o gemas, y cada joya tiene facetas múltiples, y esas facetas múltiples reflejan también la luz de todas las demás joyas. Es una red de luz que va reflejando y regando una luz muy brillante.

Termino con una cita de Dôgen Zenji, él es de Japón, y cofundador del Zen Zoto. El habla de la iluminación, pero que la iluminación y esa naturaleza búdica, tiene que ver con todos los seres vivientes. El dice, “la naturaleza búdica extremadamente profunda e infinitamente fuerte, su poder penetra árboles, hierbas, y la Tierra, todos ellos resplandecen con una gran luz divina, y predican una realidad profunda incomprensible e inmarchitable”.

Desde el Budismo sería despertemos, como dijo Berta Cáceres en Honduras, despertemos humanidad, porque ya no hay tiempo.

VERÓNICA LOOR

Cuando escuchaba a Monseñor Arellano, me vino a la mente Monseñor Proaño, y mientras escuchaba decía yo “ojalá cuando pedimos los cristianos que vengan vocaciones sacerdotales, venga gente que sea capaz de encarnarse en la realidad de nuestros pueblos”. Y parto de esa idea, de esta reflexión teórica de encarnar los que es la Eco-teología.

El término Eco-teología es nuevo, como lo son muchas palabras nuevas como eco, eco-feminismo, eco-teología, eco-político, eco-social. Pero, si uno mira en las páginas de la cristiandad, el concepto no es tan nuevo, aunque tenía otro nombre. Se llama Creación.

Como esa creación o esa forma de entendernos como seres humanos en la creación, y especialmente en la etapa moderna, desde la Revolución Industrial, se comienza a enraizar el antropocentrismo, primero en el pensamiento y luego en la manera como nos relacionamos con otras formas de vida. Todo se centra en el hombre, y en él, ese concepto de que el hombre ha sido creado por Dios para dominar la Tierra.

A partir de la Eco-teología y de esa ecología integral, como bien lo dijo Monseñor, es que Laudato Si lo profundiza, lo retoma, para decirnos e interpretar este “dominar”, porque va también de la mano de que somos hechos a su imagen y semejanza.

Ese “dominio a imagen y semejanza”, debe ser un dominio de cómo Dios ve que es buena la Creación.

Entonces cambia toda la perspectiva. Una parte de la Eco-teología será darle una mirada nueva a ese “ser a imagen y semejanza” que es ser protectores, ser cuidadores, ser responsables. Básicamente le da una mirada distinta a esa que se ha ido generando en la Revolución Industrial; y que hoy evoca y nos llama. Nos convoca a laicos, religiosos, a todas las religiones, a mirar esta forma de ser humano.

Una parte de la Eco-teología es dar una mirada nueva a “ser a imagen y semejanza”: es ser protectores, ser cuidadores, ser responsables… de la Creación

La responsabilidad que tenemos con la creación va también dentro de estos conceptos de nosotros mismos como seres creados. Esa es la base principal para entender que la humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa.

El Papa habla para todos, sin distingo de religión, etnia o estrato social: la madre Tierra y la creación nos preceden.

Textualmente estoy tomando lo que Laudato Si expresa. Es un grito de esperanza, decía Monseñor, comparto con él. Yo creo que estamos aquí y hay muchos movimientos, mucha gente haciendo muchas cosas. Este foro es una de las actividades que se suma a eso. Y de repente, cada uno de nosotros, desde las instancias donde estamos, somos llamados a la esperanza.

Yo quisiera profundizar en Laudato Si. Es una invitación, que se concreta en la responsabilidad que tenemos cada ser humano a partir de esa forma de entendernos en esta Creación, como dominadores y protectores. Para poder responder a este llamado de responsabilidad en forma concreta, y luego verlos liberadores de otros hombres.

Esta experiencia que tuvo Monseñor Leonidas Proaño y que tiene cada hombre y mujer encadenados en una realidad, no es solo una cuestión de conciencia, es una cuestión de conocer la realidad y llevarla a una conversión.

La fe tiene mucho que decirle hoy al mundo en cuanto a su obrar ecológico mucho más si se entiende como respuesta, del hombre a Dios que facilita una adhesión profunda y sincera del primero con el trascendente, tal conexión transforma la vida del ser humano y lo compromete en la defensa de esta casa común.
Zapata y Martínez

Laura Santillán

Ñuka jatun taitaka ninmi karka runa shimita rimanata yachashpaka, tukuylla urkukuna, yakumamapash, yurakunapash, murukunapash uyankami.

Soy Laura Santillán de la Comunidad de Agato, mi abuelo decía “Si tu hablas en la lengua kichwa, te escuchan las montañas, te escucha el río, te escucha el árbol, te escucha la semillita”, por eso yo empecé hablando en kichwa, pero como ustedes no me entienden, voy a tener que hablar en castellano.

Me llama mucho la atención como Monseñor presentó de cómo antes eran nuestras comunidades, eran nuestras montañas, de cómo antes eran nuestros ríos. Me da mucha nostalgia. Ante, cuando nosotros éramos niños, en las comunidades esos ríos estaban tan limpios, que podíamos incluso íbamos a pescar en mi zona, en la Cascada de Peguche. Y habían unos pescados deliciosos, que solamente se cogía y se ponía en el tostado, que ya estaba a punto de salir. Se embarraba ahí y era un manjar realmente.

Así mismo cuando íbamos a las siembras con las mingas, todos íbamos llevando comidita para compartir. Y todos trabajábamos, porque esa minga comunitaria era para todos, para toda la comunidad. Trabajábamos en minga porque necesitábamos agua y teníamos que ir a la montaña, al Taita Imbabura, con paguitos, con ritualitos, para que tengamos para beber, porque solo teníamos el agua de los ríos.

Muy generosamente con ayuda de toda la gente y el Taita Imbabura que nos proveía, que nos llega agua a las casas, tenemos entubado y el abuelo decía: “¿estaremos haciendo bien, de entubarle el agua, no será que estamos encerrando a la Yaku mamita?”.

Por eso, con mucho respeto tenemos que agradecer a la Madre Naturaleza por esa agüita entubada cuando vamos a beberla. Agradecemos al Cielo, y tenemos que pedir con mucho respeto permiso.

Para nosotros todo es vivo, todo lo que está arriba es el Janapacha, está vivo. Todo lo que está aquí en la Tierra es vivo, todo lo que está debajo de la Tierra es vivo.

Para bañarnos había que cantar, para que nos cure la Madre Agua. Cuando ya teníamos en grifo, íbamos a lavar, y en el grifo decíamos:

Yaku mamawan arkushpaka tukuy nanaykunatami apashpa rin, chaymi mushuklla samayta kapirishpa tianchik

Que quiere decir “mientras te estás bañando, te estás curando con la Madre Agua, la madre Agua que es viva te vaya curando, te vaya limpiando”.

Así crecimos, pero ahora me da mucha nostalgia de ver como está desapareciendo todo, todo ese cariño a Madre Naturaleza, porque la tecnología ha llegado, como dijeron aquí todos los expositores. Lastimosamente, estamos metidos dentro de este sistema, ahora todos los desperdicios humanos van a los ríos, van a las cascadas. Ya no podemos cantar para que el agüita nos limpie, no podemos ir a recoger las plantas medicinales porque ya está contaminado. Estamos matando a la Pachamamita, que nos da vida, que nos comida, medicina, que en esa Pachamamita descansamos.

Me da nostalgia porque en este Inti Raymi, por ejemplo, ya no pudimos irnos a bañar en la cascada de Peguche, un Tayta que vive cerca dijo “hay una vertiente, vamos, allí vamos a conversar para limpiarnos, para curarnos”, muy triste, nos encontramos con la Yacumama encerrada. Estaba una poza que estaba encerrada. Para las comunidades solo habían dejado un tubito nomás, para que crean que es una cascada. Ya no nos bañamos, porque no sabíamos si realmente era agua de la Madre Tierra. porque la taparon toda.

Eso está sucediendo en nuestras comunidades, la modernidad está cada vez más avanzada. Pero todavía hay esperanza, creo que hay muchos hombres y mujeres que estamos convencidos de que podemos hacer algo, como este cuento que les voy a contar, donde todos podemos ser como colibríes

Se estaba incendiando un bosque y todos estaban corriendo huyendo del fuego, y un colibrí cogió agüita en su piquito y la fue a echar en el fuego, para apagar el fuego. Y dicen que una vaquita dice “hummm que loco eres tú crees que vas a apagar el fuego”, entonces el colibrí, o sería la colibrí, le contesta, le dice “no voy a apagar el fuego, pero yo hago mi parte”.

Yo creo que todos estamos haciendo nuestra parte, para ir tal vez apagando un poquito ese fuego, pues nos está matando a todos y para ir apagando este fuego todos tenemos que poner nuestra parte: no ser consumistas y si voy a comprar, no voy a comprar en las grandes Supermaxis, voy a comprar al campesino, a esa comunidad que con cariño está cultivando.

Incluso aquí en las ciudades, tenemos que tener una mente descolonizada una mente encariñada, un corazón leal, amorosa. Así como amamos a nuestro amante, así tenemos que llegar a amar a la Pachamamita, nuestra Madre Tierra, porque de ella vivimos y a ella vamos a regresar. Yupaichani.

La espiritualidad andina está dotada de una cosmología solidaria e integral que incluye las diversas dimensiones del ser humano, de la realidad de la naturaleza y del cosmos. Frente al idealismo e individualismo relativista, la epistemología y cosmovisión andina gira en torna a lo real de la naturaleza con su orden, armonía y dinamismo. De esta forma, la persona y la realidad se reconocen en esta naturaleza, en la realidad bioecológica, humana, comunitaria y cosmológica en el que todo se relaciona, confluye e interactúa.
Filosofía Andina

HORACIO MACHADO

Voy a empezar a comentar por los planteos de Laura, porque si estamos acá desde la lógica de la ciencia, lo primero que tenemos, es la vergüenza del papel que tiene la ciencia en esta cuestión; pero la religión también tienen mucho que ver con el gran desastre ecológico que estamos viviendo.

Pero la ciencia es más todavía más responsable, porque es la religión de la modernidad. Si cualquier científico hubiera venido a este foro; digo cualquier científico construido desde el estereotipo y de los patrones hegemónicos que circulan por nuestras universidades, y hubiera escuchado a Laura, hubiera reaccionado desde la arrogancia y la indolencia.

Estas son dos características típicas de la razón imperial, como diría Boaventura de Sousa Santos. Desde la arrogancia (ignorante), la razón imperial actuó desde el principio, desde 1492. Decían de los saberes locales que esas son creencias, no son la verdad, no son conocimiento. Ese fue el primer atropello a la vida, la idea de la arrogancia de la razón que cree, se cree con capacidad de conocer la vida, piensa un modo de conocimiento ligado a la dominación, pero no una dominación de la que nos hablaba Verónica, que es una dominación que tiene que ver con una administración cuidadosa; sino del dominio como explotación.

Entonces, esa arrogancia de la razón dice todos estos otros saberes están profundamente aniquilados, ipso facto, devaluados y desconocidos como saberes.

Eso la hace, no solamente prepotente y devastadora sobre otros modos de vida y conocimientos, sino que la hace sumamente peligrosa, porque la hace incapaz de escuchar y de abrirse a otras formas de conocimiento.

Luego está fundamentalmente la lógica de la indolencia, la ciencia se piensa desde la lógica de objetividad que es básicamente pensar la insensibilidad, es decir, la razón escindida de la emoción. Los afectos afectan el conocimiento, por lo tanto tenemos que desafectarnos para conocer científicamente.

El régimen científico tecnológico de la modernidad se construye sobre un régimen de absoluta insensibilidad, por eso es que hoy estamos, como decía Eduardo Viveiros de Castro, un antropólogo brasileño, viviendo en una sociedad de drones.

De Castro, dice, la imagen de los drones es la que más refleja el modo de vida moderno. Un dron tiene que ver con esa forma de vida moderna, ultramoderna, del imperialismo norteamericano que va y produce destrucción sin saber si una bomba cayó en un hospital o en una escuela, simplemente a miles y miles de kilómetros; de una persona que está en un ordenador pulsando un enter, y mientras se pulsa ese enter se está tirando bombas probablemente en Siria o Paquistán. Lo que dice Eduardo Viveiros de Castro, es que somos una sociedad que mata sin ver, que destruye sin sentir, y esto tiene que ver con la profunda cuestión de la Ecología Política y la Religión.

No creo que la Ecología Política sea una nueva ciencia ni un campo inter ni trans disciplinario. Creo que está convocada a ser un nuevo paradigma epistemológico, una nueva forma de entender y concebir el conocimiento y una nueva forma de producir el conocimiento. No es por lo tanto ni una ciencia social, ni una ciencia natural; justamente es una ciencia que trata de reparar esas rupturas originarias de las que parte la razón imperial, y eso es lo que liga la ecología con la religión.

Podemos decir muchas definiciones de Ecología Política. A mi la que más me gusta es que es la ciencia de las conexiones, y es la ciencia de las emociones humanas, lo que nos vincula es lo que nos emociona, lo que nos emociona es lo que le da sentido a nuestra vida; y la religión es eso, es el campo de experiencias que nos ligado a un modo de vivir y de existir.

La Ecología Política es la ciencia de las conexiones, y es la ciencia de las emociones humanas. Lo que nos vincula es lo que nos emociona, lo que nos emociona es lo que le da sentido a nuestra vida.

Las religiones nos atan a una forma de vida, a una forma de entender la vida. En toda civilización subyace una religión, es decir, la religión es la dimensión más profunda y más determinante de toda civilización, de todo pueblo, de toda cultura. No hay pueblo, cultura, forma de vida humana social sin religión.

Esto nos permite a nosotros colocar una pregunta crucial ¿cuál es la religión de esta civilización? ¿cuál es el credo, el culto, la liturgia de esta civilización hegemónica en la que estamos inmersos, apresados, oprimidos, oprimidas? Porque el capitalismo no es algo sin religión, el capitalismo es una religión. Lo dijo Walter Benjamín en 1921.

Se trata de ver cuál es la naturaleza del credo de esta civilización, y pienso que, efectivamente, es una religión necro-económica. Es una religión que nace de las rupturas fundamentales. El capitalismo antes que construir unos vínculos, ha necesitado destruir los vínculos preexistentes, de lo que nos habló Monseñor, Joan, las compañeras y fundamentalmente Laura.

Los vínculos entre este pueblo y su Yakumamita, ese vínculo ha sido destruido para imponer otros vínculos. Entonces está claro que el capitalismo nace de destruir los vínculos fundamentales que nos ata a la vida. Eso es, en la teología cristiana pecado.

Está planteado como lo dice Monseñor, como lo dijo Joan, en los primeros puntos de la Laudato Si, desde esa referencia a Bartolomé, y está ahí en el punto 66 de la Laudato Si, el pecado es ruptura de las relaciones fundamentales, la ruptura es despojo, es el punto de partida del despojo, es ruptura con la tierra y la comunidad de vida.

El pecado es ruptura de las relaciones fundamentales, la ruptura es despojo, es el punto de partida del despojo, es ruptura con la tierra y la comunidad de vida.

La modernidad piensa la vida como una propiedad del individuo. No entiende, absolutamente, de qué va la vida.

La vida de ninguna manera es una propiedad el individuo, la vida está en los flujos, en las relaciones, la vida es comunidad, la vida nos precede y nos excede. Nosotros somos apenas organismos humanos vivientes, solamente participamos de la vida en tanto y en cuento tenemos capacidad para mantenernos conectados al agua, al aire, al alimento, a las relaciones de comunidad que nos sostienen, nos hacen, nos comunican la vida, es un don y es un misterio, común y colectivo.

Eso es apenas lo que podemos balbucear desde la Ecología Política y eso implica pensar absolutamente la religiosidad, repensar cuáles son los vínculos que nos mantienen atados a la vida. Eso es lo que esta civilización, lo que en nombre de la civilización se ha roto y ese es el pecado.

Y eso es lo que estamos convocados a reparar. No es que el capitalismo nos ha dejado disueltos. Hay un proceso de disolución y de descomposición, pero no es que vivimos como individuos sueltos, peor que eso, vivimos atados a vínculos tóxicos, al dinero, a la mercancía, lo que vale en este sistema es lo que tiene precio. La vida acaba su sentido en comprar y vender, comprar barato y vender caro. Eso parece ser el único sentido de la vida, decía el filósofo español Jorge Riechmann.

Hoy esta crisis civilizatoria se nos presenta como un momento de epifanía, es la manifestación de la barbarie, de aquello que se nos impuso como civilización, es la manifestación del capitalismo como religión, como una religión cultual y como un culto sacrificial, sacrificamos las fuentes de la vida para entrar en una dinámica de supuesta acumulación ilimitada.

La crisis civilizatoria se nos presenta como crisis religiosa, crisis de disolución y de descomposición, crisis sobre el sentido, de lo que nos liga a la trama de la vida. No sentimos, no somos capaces de sentir, que lo que estamos haciendo en nombre del progreso, en nombre del desarrollo, es destruir nuestra propia vida misma.

Como decía Mónica, estamos como dormidos, el desarrollo ha producido un profundo efecto de anesteciamiento que afecta la capacidad de sensibilidad de los organismos humanos vivientes. No sentimos la destrucción que está haciendo este modo de vida que se plantea como el único posible, como el superior, como el universal.

Entonces necesitamos recuperar nuestra espiritualidad, la espiritualidad no es lo distinto, ni lo diferente de la materialidad, la espiritualidad es una dimensión, es una capacidad de la materia viviente en su máxima expresión de complejidad y de capacidad creativa.

Nuestra espiritualidad está enferma, porque está vinculada al dios del dinero, y al dios de la mercancía, al mundo del valor abstracto, en nombre del valor abstracto y de la acumulación de eso abstracto estamos sacrificando el valor concreto de la vida, de la belleza, la posibilidad de ser felices. Ante eso estamos.

MONSEÑOR EUGENIO ARELLANO

Las reflexiones de Horacio me recuerdan a un joven, un gran pensador que decía, los sueños venideros o serán espirituales o no serán.

Me preguntan si el pecado original es una de las manifestaciones de que somos criaturas imperfectas, de que somos pecadores, que nos hemos vuelto depredadores de aquello que necesitamos para bien vivir y para ser felices; y me preguntan si los derechos de la naturaleza, son los derechos de la creación.

En el Ecuador, en la constituyente se les dio a los derechos de la naturaleza un valor jurídico y tenemos que defenderlo todos, pues los derechos de la naturaleza pues son la limpieza del aire, no deforestar, el derecho que tienen los pueblos a beber agua pura, esto parece sencillo. Pero cuando ves, como yo veo, decenas de pueblos que no tienen agua entubada, no digo potable, ni siquiera entubada, y tienen que beber agua del río, y el río está contaminado por la minería legal e ilegal, y lleva mercurio, cianuro, todos esos químico que está demostrado científicamente que a la larga producen enfermedades mortales.

Una vez hice una cosa muy atrevida, me voy a confesar con ustedes, estaba tan harto de que la pobre gente se quejara de lo turbio de las aguas del Rio Callama, sobre la cabecera, que le dije a unos jóvenes, venid conmigo y nos robamos una pieza de la máquina y así las tenemos unos días sin funcionar. Yo decía: “Madre Mía cuando se enteren que he sido yo, imagínense, el Presidente de la Conferencia Episcopal del Ecuador, me matan”. Pero bastaron dos días y la gente estaba feliz, decían “se ven las piedras”, porque el agua ya no estaba turbia. Eso es un derecho de la naturaleza, el agua pura…

JOAN MARTÍNEZ ALIER

Quiero agradecer a Laura, que me ha conmovido con lo que ha dicho de la Yakumamita, y que haya hablado en kichwa y dicho “ustedes no entienden kichwa”. Yo hablo desde Barcelona donde, aunque ahora hablamos en catalán, hubo una época en la que no podíamos hablarlo; y aunque no es la misma relación de lo que sucedió en América. Y hablando de teología, creo que es un pecado horrible hacer desaparecer idiomas, como están desapareciendo tan rápidamente en el mundo, en los pueblos oprimidos. Esto me parece realmente un pecado contra la diversidad del mundo y el derecho de la gente a expresarse en su idioma, que es lo mínimo que puede hacer, el derecho mínimo a hablar su propio idioma, en su propio territorio. Y estamos hablando de idiomas mucho más antiguos que el castellano y el catalán, y quizás más antiguos que el latín.

El tema que nos convoca es el Laudato SI, que se centra más en la esperanza, que en un pesimismo democrático, pero no debemos olvidar que a nivel global hay pueblos concretos oprimidos y casi desaparecidos, precisamente por el colonialismo y el imperialismo, y la rapiña.

A nivel de todo el mundo hay al momento 7 mil millones y pico de personas. Me parece que si nos paramos en 10.000 millones es mejor que ni nos paramos en 100.000 millones ¿debe la Iglesia Católica y el Papa decir algo sobre este tema? A mi no me toca decirlo. Ojala que con el tiempo veamos una Encíclica o pronunciamiento sobre el tema, pero diga lo que diga la Iglesia, lo cierto es que este tema esta desaceleración del crecimiento demográfico se está dando y creo que es buena cosa que esto ocurra.

El Papa Francisco se ha fotografiado con una camiseta con Pino Solanas, cineasta y compatriota suyo, que ponía “al agua vale más que el oro”. Esta es una declaración de geopolítica y de economía ecológica, porque claro, un litro de agua no vale más que un kilo de oro, al menos en dinero. Pero en términos de vida y otros sistemas de valor, vale mucho más, es inconmensurable, no se puede medir. Esto en América y en los Andes lo sabe todo el mundo. En Perú todo el mundo sabe lo que pasó con Pizarro y con Atahualpa. Muchos siglos después, la Texaco y la Repsol en Ecuador, o la Oxy en la Amazonía peruana, actúan de manera similar con la naturaleza, y esto lo saben muy bien muchos de ustedes.

El Papa Francisco se ha fotografiado con una camiseta con Pino Solanas, cineasta y compatriota suyo, que ponía “al agua vale más que el oro”. Esta me parece una declaración de geopolítica y de economía ecológica.

Esta geopolítica del petróleo, o la geopolítica plata y el oro es un absurdo; porque el oro no solo que vale menos que el agua, el oro no se come, el oro sale de la tierra, y luego vuelve a la tierra en un sótano, en un banco suizo, y en el camino ha hecho un daño horrible con el cianuro y el mercurio. Estas reflexiones son una mezcla de derecho, de geopolítica, de teología, de ética.

Yo he estado en Ecuador en 2007 y 2008 cuando se redactó la Constitución. No sé si Leonardo Boff influyó en el artículo 71 de la Constitución de Ecuador. Si yo fuera ecuatoriano, de lo que más orgulloso estaría sería del artículo 71.

Ya sea que se aplique o no se aplique, el artículo está ahí, en la escuela lo deben leer los niños y las niñas, en las Universidades. Está muy bien escrito. Yo me lo sé de memoria. Este artículo habla sobre el respeto a la naturaleza y su regeneración, o si les gusta de la creación. El poder de regeneración cuando es sometida a presión. Y es verdad la naturaleza puede transformarse en una plantación de palma de aceite, que quizás deja el suelo estéril 40 años; y luego todo renace otra vez.

Pero hay cosas irreversibles, la pérdida de biodiversidad, como la pérdida de biomas, es totalmente irreversible. Hacer que la naturaleza pierda su poder de regeneración, si creen la religión, será un pecado, aparte que está en la Constitución como algo punible, y que se puede defender la naturaleza usando este artículo ,como se ha hecho ya en casos judiciales, me parece maravilloso. Que ustedes, los ecuatorianos, pusieran este artículo en la Constitución es maravilloso. Yo he estado muchas veces en Ecuador, y a través de mi contacto con Acción Ecológica, he visto que esto realmente es una herencia muy buena de los movimientos que hubo en Ecuador en el 2007, 2008 para el mundo.

MÓNICA MAHER:

Como en el Budismo no hay una concepción de pecado y tampoco de Dios, algunas personas dicen que no es religión, porque no hay teología, no hay un creador. Dicen que es un filosofía de vida y una psicología de vivir, pero desde la perspectiva budista esas posturas surgen a causa de la ignorancia, eso de vivir en un sueño y no darse cuenta de las consecuencias de las acciones, es como cortarse a si mismo; como dijo Horacio estamos matando a la naturaleza.

Y dado que no hay ese concepto de castigo, más que juzgar a alguien que está haciendo daño, es tenerle compasión. La compasión es una enseñanza profunda. Es sentir esa sensibilidad profunda desde la mente y el corazón; sentir el sufrimiento propio, de la naturaleza, de los seres vivientes, de otras personas como propia. Eso despierta una compasión profunda, para poder ayudar a las personas, para que no sigan haciendo daño.

El primer principio ético es no causar daño. Si alguien está haciendo daño, va a vivir después muchas consecuencias y sufrir más. Hay una idea de que es un círculo de sufrimiento e ignorancia, Samsara, y no puedes salir de ahí, porque se está viviendo como en un sueño.

Para ayudarnos en conjunto a salir y poder buscar un camino correcto, necesitamos la sabiduría y la compasión.

En la tradición budista hay muchas iniciativas concretas ecologistas, porque la misma filosofía tiene mucho que ver con la ecología profunda y pensar los grandes sistemas, es el ecodharma.

El ecodharma es la respuesta budista a nuestra situación ecológica, introduciendo un nuevo término para un nuevo desarrollo de la tradición budista.

Hay centros de retiro en la naturaleza para despertar de nuevo esa conciencia de inter-conexión con la naturaleza, y también en muchos países de Asia hay acciones de ecología, como caminatas en silencio, donde ese caminar es lento, paso por paso, y cada paso es como pisar la Pachamama, la reverencia, la conciencia de la interconexión. Cuando la gente alrededor lo ve, dentro de una cultura de tanta prisa, y consumismo, y desconexión, se despierta al ver esa conciencia profunda del colectivo en un caminar de amor.

LAURA SANTILLÁN

Quisiera comentarles de la reseña histórica de cómo nuestras organizaciones se han ido fortaleciendo para mantener esta espiritualidad de la Pachamamita. En mi trabajo político en la

Yo trabajé en el ECUARUNARI en la campaña “500 años de Resistencia”. Esta no era sólo político, era también espiritual. En la CONAIE, también trabajé en un proyecto afroandino, que no era solamente político; era para defender a la Pachamama, a la Madre Tierra.

Para hacer los levantamientos indígenas, no sólo hablábamos, nos manteníamos levantados. Atrás estaban hombres y mujeres dándonos fuerza, dándonos energía, llevándonos a los líderes, a los dirigentes a coger esa fuerza en las cascadas, haciendo rituales para que tengamos esa fuerza de no desviarnos.

No sé en qué momento nos desviamos, porque ahora estamos en partidos políticos, en las instituciones educativas nos están formado con una sola visión, desde la modernidad. Esto ha hecho que vayamos desviándonos, que vayamos abandonando toda esa espiritualidad de encariñamiento, de empatía con la naturaleza y con todo lo que nos rodea, de saber que cada pueblo tiene su saber local.

Ahora tenemos que seguir luchando para que todo lo que ya está en la Constitución se vaya ejecutando en acción, y nosotros mismos ir concienciando y no desmayar, no dormir como dijo Mónica, estamos caminando en paso lento y seguro, con el acompañamiento de todos.

Si todos nosotros tendríamos esta visión de encariñamiento, de empatía con la naturaleza, no podríamos permitir que empresas transnacionales vayan y devoren la naturaleza, hagan daño. Esa empatía, este cariño, esta espiritualidad, nos está haciendo falta. Debemos fortalecerla en todos los espacios, no solamente los indígenas, sino todos los que vivimos en esta Madre Tierra, todos lo que estamos habitando esta Pachamamita, porque somos todos hijos de la Pachamamita, para que todas nuestras cosmovisiones vayan resurgiendo y no desapareciendo.

Hemos propuesto dentro del Ministerio de Educación un calendario que ahora lo llaman Calendario Vivencial Educativo, para que todas las escuelas interculturales bilingües del país nos fortalezcamos, y fortalezcamos la querencia a la Pachamamita, teniendo la chacrita.

Dentro del Calendario Vivencial Educativo, nos estamos quedamos en las fiestas: dos del equinoccio, y dos de solsticio. Estas fiestas son agrofestivas, que hemos generalizado y se han convertido en un show.

Pero debemos retomar su verdadero sentido. Estas son fiestas agrícolas, donde en septiembre el Coya Raymi es para las siembras, el Capa Raymi en navidad es para el deshierbe porque la plantita es como una niña, necesita cuidados y si está grandecito, hay que despiojarle como dicen las abuelas. El Pauca Raymi es la fiesta de la maduración de los granos tiernos y la finalización de la maduración, de la finalización de la floración.

En nuestra escuelita cultural bilingüe que tenemos en San José de Monjas, recibimos a niños afros, montubios, indígenas, migrantes, de la Sierra, de la Costa, de la Amazonía. Intentamos que ellos vivan esa comunidad de la que hablaba Monseñor. Por ejemplo en el último Pauca Raymi, les pedimos que visten a las semillas. La semillita es Causeymama, que da vida. Los estudiantes vistieron cada grano, con las características de los diferentes pueblos y nacionalidades.

Cada nacionalidad tiene su lengua propia, su forma de espiritualidad y su forma de organización. Yo soy del pueblo Otavalo porque vivo en las faldas del Tayta Imbabura, y a pesar de ser kichwas, tenemos saberes diferentes de otros pueblos, los nombres de las plantas son diferentes, todo lo que llamamos saberes locales. Todas esas cosas las estamos recuperando para ir fortaleciendo la comunidad.

En esta comunidad educativa hemos aprendido muchísimo de los niños, los niños vienen con sus saberes locales, y los docentes tenemos que estar abiertos a esa sabiduría de cada pueblo, a esa sabiduría milenaria que viene incrustada. No nos limitamos en dar las materias. Preguntamos spbre la sabiduría que viene incluso de cada familia.

El 21 de septiembre hacemos el ritualito de la siembra, aunque tenemos que ver que dice la Madre Luna, a veces coincide justo el 21 o el 22, Según la Madre Luna nos movemos, que nos rige para los cultivos. Es lindo como los niños le cantan a la Yakumamita para sembrar. Pero, si no está la Madre Agua no se puede sembrar, entonces le cantamos y cuando estamos cantando aparece una nube y dice ya nos escuchó la Yakumamita, y si no nos escuchó, parece que no estamos cantando con todo le corazón, no estamos haciendo con mucha fuerza, y hay que seguir gritando.

El Sumak Kawsay y Suma Qamaña (buen vivir de los pueblos) expresa la armonía, orden y equilibrio entre el ser personal, los otros, la comunidad, la pacha mama (la fecundidad de la tierra) y Dios mismo con una vida espiritual, ética y social. Se trata de la espiritualidad y ética del cuidado de la vida en todas sus fases, estadios, formas y dimensiones desde el momento de la concepción hasta el final de la existencia. Estos valores y principios irrenunciables de la vida con la familia, la comunidad y el ámbito ecológico: son sagrados e inviolables.
Filosofía Andina

HORACIO MACHADO:

Lo más difícil y necesario de este debate, es el qué hacemos, cómo hacemos. La idea no es construir fórmulas, que no las hay, no existe eso, pero si un proceso de interpelación que nos sirve personal y colectivamente para decir qué es lo que realmente estamos haciendo.

Yo voy a retomar lo que decía Laura, respecto del campo científico, porque tenemos grandes desafíos. La ciencia es efectivamente el régimen oficial de creencias que estructura el sistema en que nosotros estamos. Es un régimen de verdad y de poder.

Lo que se dice en nombre de la ciencia, es lo que se hace. Por eso lamentablemente no podemos simplemente abandonar ese campo de batalla.

Harvey, un geógrafo británico, decía, el capitalismo es una fábrica de fragmentación. Todo lo que aparece con potencia crítica, lo toma, lo capta, lo redefine, y lo deja en un cuartito haciendo su cosa, sin que logre conectarse con otras cosas.

Toda la fuerza y potencia que tuvo el movimiento indígena en América Latina en este último ciclo, desde los 90 y principios del 2000, terminó si con muchos logros, pero la potencia de los gobiernos se los terminó fagocitando; y toda esa crítica de descolonización fue un proceso de folclorización, una forma de devaluar, amortiguar y de deconstruir toda esa potencia de cambio, que ese movimiento tuvo.

Hay un nicho ecológico en el campo de la Ecología Política y de las ciencias críticas, pero corremos seriamente el riesgo de quedarnos un poco en ese nicho. Hay una ciencia colonizada en América Latina. Las principales escuelas y carreras de grado y postgrado de las Universidades en la región en términos de ambiental, tiene que ver el eco capitalismo tecnocrático.

Hay un culto de la eco eficiencia, que implica que todo se puede hacer, hasta el punto de no afectar la rentabilidad de las empresas, porque eso es el punto de la no negociación y de lo no cuestionable. El discurso de la sustentabilidad, hoy aparece como un mantra ideológico político que reviste la más perversas y destructivas de las operaciones.

Hay un culto de la eco eficiencia, que implica que todo se puede hacer, hasta el punto de no afectar la rentabilidad de las empresas, porque eso es el punto de la no negociación y de lo no cuestionable. El discurso de la sustentabilidad, hoy aparece como un mantra ideológico político que reviste la más perversas y destructivas de las operaciones.

Gobiernos de derecha y de izquierda adhieren a este discurso de la sustentabilidad. Se ha hecho como una lengua universal, hoy nadie, ni el más retrogrado de los empresarios, puede decir que no le importa la sustentabilidad, y esto es un problema.

Esto nos presenta un gran desafío que tiene que ver con el hecho de cómo reconectamos, de cómo damos las batallas que tenemos que dar en cada uno de nuestros campos, pero sin perder estos espacios, sin dejarnos encerrar en esos nichos que va construyendo el sistema para, finalmente, absorber todo nuestro potencial transformador.

Fritjof Capra un filósofo austríaco, en los principios de los 90 escribió un libro muy hermoso, una síntesis “La Trama de la Vida”. El decía que el gran desafío que tenemos es cómo construir, sembrar y cultivar comunidades sustentables. Pienso que el gran desafío de pensar la sustentabilidad -el desafío ecológico y político que tenemos- no está sobre el adjetivo, sino sobre el sustantivo. Más que hacer sustentables las comunidades, nosotros tenemos que rehacer la vida en común, la comunidad, que es la más afectada

Nosotros también estamos penetrados y atravesados por la lógica cultual sacrificial de esta religión del capitalismo, que nos lleva a una inercia individualista, de individuación, que está destruyendo nuestra comunalidad a cada rato. Esto es lo más difícil de sostener, cómo construimos esa potencial comunitario.

La transformación ecológica, si va a ser. tiene que ser un movimiento desde abajo, no desde arriba y masivo. Se cambian constituciones y leyes, y no digo que eso no sea importante, pero lo fundamental es cómo construimos desde abajo, cómo sembramos y cuidamos esos cultivos desde abajo. Por eso, las cuestiones que señala Laura son fundamentales; son las cosas imprescindibles.

Compañeros científicos y científicas, en discusiones sobre el agro-negocio, sobre el impacto de los agrotóxicos, sobre el impacto de la megaminería, del fraking, han transmitido en buena medida el sentido común del pueblo, que ha sido suficiente y necesario para decir NO, para decir esto es una locura, esto no se puede, que es inaceptable, que esto no es desarrollo, que esto es producción del subdesarrollo (como decía Andre Gunder Frank en los 60). Dada la estructura colonial de nuestra sociedad, a esos científicos críticos les ha servido el prestigio académico como una coraza que ha ayudado a hacer visibles otros saberes, y apoyar este proceso de construcción desde abajo.

Muchas veces, el servicio que prestamos es revestir con el prestigio de la ciencia, las cosas que la gente ya sabe desde el sentido común. Eso es lo mínimo que podemos hacer.

Pero yo creo que no es lo único, hay muchas cosas que desde el campo de la ciencia se vienen haciendo para hacer esta revolución ecológica que necesitamos, es una revolución religiosa, pero también epistémica.

Yo en mis clases, hablamos de naturaleza, hablamos de Madre Tierra, y les digo que no es un concepto poético, no es un recurso literario. En el más estricto sentido científico tenemos que hablar de Madre Tierra; que debemos tomar conciencia y cabal conocimiento, no solamente de los vínculos sincrónicos (esto de que estamos respirando y de que hay un proceso efectivamente de comunión con la Tierra que nos hace seres vivientes), sino que estamos en comunión con la Tierra, que esa es condición de posibilidad de nuestra vida. Pero esa comunión no es solamente ahora cuando estamos respirando y tomando agua, es una comunión de larga duración, de un tiempo geológico de la vida.

Es la Tierra en su proceso vital, la que nos ha engendrado científicamente. El historiador ambiental norteamericano Lynn White escribió en los 60 un artículo muy lindo “Las raíces históricas de nuestra crisis ecológica”. El decía que, a pesar de Copérnico, el hombre moderno se sigue pensando el centro del Universo, que a pesar de Darwin el hombre moderno no siente en su corazón que es parte de la biodiversidad de la Tierra. Por eso, si nosotros realmente vemos el proceso de cosmogénesis y vemos el proceso de hominización, humanización, vamos a ver efectivamente que somos tierra, somos hijos de la tierra. Humanos significa etimológicamente eso: el que proviene de la tierra, hijo de la tierra.

Tenemos que tomar conciencia de qué significa realmente eso, cuando tomamos conciencia de eso no podemos salirnos de la lógica binaria de que lo que le hacemos a la Tierra no nos afecta a nosotros. Nos afecta y nos afecta doblemente toda agresión a la tierra, porque es una agresión a nuestra propia humanidad. Nos afecta oncológicamente y ontológicamente.

Oncológicamente nos afecta porque todo lo que destruimos y contaminamos (eso que vemos como una externalidad), tarde o temprano va a venir en el aire que respiramos, más temprano que tarde, en el agua, en los alimentos contaminados que consumimos.

Esa es la afectación exterior, pero hay una afectación de la espiritualidad, porque esa violencia que ejercemos no es inocua a la condición antropológica, nos afecta como especie, nos va generando ser una especie cada vez más violenta, incapaz e insensible.

Nos vamos acostumbrando a niveles crecientes de violencia y llega un punto que no tenemos nada que nos conmueva, justamente eso es la enfermedad, un proceso de insensibilización. No sabemos que es lo que nos mantiene atados a la vida, y por lo tanto podemos degradarla sin conmovernos.

¿Qué hacer en torno a esto? Es una pregunta que queda pendiente.

Participantes:

Monseñor Eugenio Arellano, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y Obispo de Esmeraldas, que ha acompañado a comunidades frente a la expansión de la palma africana y la contaminación de la Refinería de Esmeraldas, y frente a la violencia en la frontera.

Joan Martínez Alier, que es uno de los pensadores de la Economía Ecológica a nivel internacional, en relación con la Ecología Política, a escrito también sobre el tema de Ecologismo Popular, las luchas territoriales alrededor del mundo, frente a la actividad minera, petrolera, maderera, todas las que se imaginen. Es rector del Instituto de Estudios Ecologistas. Es un ecologistas muy reconocido a nivel internacional y uno de los promotores del reconocimiento de la deuda ecológica, de lo que nos va a conversar en esta teleconferencia.

Laura Santillán. Integrante y participa activamente en las luchas indígenas del Ecuador, viene de la comunidad Indígena de Otavalo, su idioma materno es el kichwa, licenciada en Ciencias de la Educación y profesora de educación bilingüe, es diplomada en Educación Intercultural y Desarrollo Sustentable por la Universidad de la Selva en Perú, además de fundadora y lidera el Centro Educativo Comunitario Intercultural Bilingüe Fiscomisional Yachay Wasi. Es criadora de la biodiversidad nativa y cuidadora de la sabiduría ancestral de abuelos y abuelas.

Mónica Maher. Doctora de Ética y Sociedad Cristiana, es Ministra Protestante Ordenada, y Maestra Zen (Sensei) en el linaje Soto Zen, fue profesora en la Escuela de la Divinidad de Harvard, es Profesora Invitada de Flacso Ecuador, y es Coordinadora del Programa en las Américas de los Equipos Cuáqueros de Paz.

Verónica Loor. Docente de la Universidad Salesiana, Magíster en Teología, Doctoranda en Teología de la Universidad Pontificia Javeriana, con un trabajo sobre Eco-teología, docente de la Universidad Politécnica Salesiana y directora de la carrera de Teología de esta Universidad.

Horacio Machado. Doctor en Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Catamarca de Argentina, es investigador adjunto de CONICET, actualmente es Director del Doctorado de Ciencias Humanas de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca. Es investigador miembro del Grupo de trabajo de Ecología Política de la Clacso, ecologista y activista antiminero.

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