Boletín No. 3.

Larry Lohmann

En algunas sociedades, no hay un concepto de naturaleza. Tampoconingúnconceptode lo que esno-naturaleza, ya sea “cultura” o “sociedad” o “humano”.

Entonces, ¿por qué necesitamos un concepto de naturaleza? Cuando sembramos cultivos, ¿estamoshablando de naturalezao dealgo que no esnaturaleza? El arroz, las papas, el maíz han estado con nosotros por miles de años, les influenciamos a ellos, así como ellos a nosotros. Cuando miramos a un bosque, estamos casi siempre mirando algo que ha sido moldeado durante milenios por la quema, el plantío, el cultivo, la recolección, el compartir con los seres humanos. ¿Estamos acaso mirando a la naturaleza o a algo que no es naturaleza? ¿O a ambos? ¿Por qué inclusive debiéramos estar planteándonos estas preguntas?

Todo lo que hacemos cada día es una mezcla de cosas que nuestros maestros nos dijeron que estaban supuestamente separadas. ¿Qué es para mí recordar el camino a casa? Miro esta roca, levanto mi cabeza y está aquel árbol viejo a la distancia y luego de ese árbol estarán otras dos calles, la curva y una casa blanca en la esquina. ¿Es mi memoria algo dentro de mi cabeza que está separado de la naturaleza, o está mi memoria también en el camino, la roca, el árbol, las calles?

Nuestros maestros de escuela nos dijeron que detrás de todas las cosas que los humanos hacen hay un trasfondoinmutableque consiste encosas comolos átomos, losgenes yla energía. Las sociedades humanas son como personajes de los dibujos animados. El caricaturista dibuja a Mickey Mouse y al Capitán América caminando en el primer plano, pero deja el fondo exactamente el mismo, recuadro tras recuadro. A este trasfondo, nos dijeron nuestros profesores, se lo llama “naturaleza”. Así, nos sorprendemos cuando aprendemos que para muchas sociedades amazónicas, es el trasfondo inmutable lo que es humano, y que lo que se mueve son las naturalezas.

Por supuesto, si realmente se quiere, siempre es posible dividir lo humano de las cosas no-humanas, a la sociedad de la naturaleza, y decir que esta es la distinción más importante que hay.

Si quiere, puede seleccionar todo lo que le pasa a usted y tratar de decidir qué parte es naturaleza y cuál no lo es, y recategorizar al mundo en dos partes. Pero, ¿por qué querría hacer esto? No lo haría a menos que tenga una agenda particular.

Los capitalistas tienen esta agenda. Por definición, ellos necesitan dividir a los humanos de la tierra, de los bosques, así, pueden ponerlos a trabajar y sacar provecho de ellos. Lo capitalistas acumulan el excedente intentando todo lo posible crear humanos no-naturales que puedan crear mercancías de naturalezas no-humanas.

Todo lo que es no-humano es retirado de su contexto original y puesto en una nueva categoría abstracta llamada “recursos posibles”. Por definición, estos recursos naturales son siempre pasivos y están siembre bajo amenaza de las sociedades. Si deben estar protegidos, no deben tener contacto con su supuesto enemigo de siempre –la gente común- y se tiene que ponerlos en parques nacionales u otras reservas especiales. O la población enemiga debe estar controlada. O deben ser “manejados sustentablemente” por expertos.

Esta es la “naturaleza” de la que personas educadashablan hoy en día. Es una naturaleza que solo puede ser manufacturada desmantelando millones de pequeñas y diferentes relaciones que juntan a los humanos con los no-humanos y reemplazándolas con otro tipo de relaciones.  Cuando los humanos son removidos de la tierra hacia las ciudades, la tierra cambia, al igual que los humanos. La fertilidad cambia de ser una cuestión de estiércol y rotación de cultivos nativos a ser una cuestión de importar guano de las islas peruanas, salitre de Atacama, o nitratos Haber-Bosch de petróleo extraído en Ecuador. Cada importación conlleva un trato brutal a seres humanos y a la tierra, lejos del lugar en donde el nuevo fertilizante cambia la estructura del suelo. Los animales cambian en el tiempo también. El siglo 20 vio un gran aumento en la brutalidad hacia los animales, como al ser aislados y amasados en los corrales de engorde, sin poder recurrir a los espacios comunespara alimentarse y sus tasas de crecimientoreorganizadas bajola lógica del capital. La bestia-que-puede-ser-torturada es una nueva bestia –una nueva naturaleza- tan nueva como la “vida silvestre manejada” que vive en los parques nacionales bajo la mirada vigilante de científicos naturalistas.

Hoy hay otra naturaleza, aún más abstracta, que está siendo desarrollada. Esta es la naturaleza que consiste de servicios ecosistémicos. Esta naturaleza se compone no de especies, sino de “especies equivalentes” que pueden ser intercambiadas por otras para proveer los mismos servicios a la sociedad. Está hecha no de moléculas sino de “moléculas equivalentes” (por ejemplo 0,003 CO2/0,114 CH4/1.000 NO2/17.953 CFC-11) que están certificadas colectivamente para ser igualitariamente desestabilizadoras del clima. Es una naturaleza que cuenta con aún menos lugares y cosas particulares, y con aún más de espacio abstracto que aquella naturaleza que consiste de recursos naturales. La sociedad que está siendo inventada en tándem con esta nueva naturaleza, por supuesto, que también es nueva. Es una sociedad que cuida más a los “equivalentes que serán envenenados” que a los envenenamientos, y en la que los “equivalentes al Yasuní” son legalmente intercambiables con el Yasuní como tal.

Sobre la pregunta de si la naturaleza tiene derechos, podemos decir que hay muchas naturalezas a nuestro alrededor hoy en día. Y para alguna gente en ciertos lugares –en particular ciertos pueblos indígenas- no hay naturalezas en lo absoluto. Entonces, ¿de qué naturaleza estamos hablando cuando nos preguntamos si la naturaleza tiene derechos? O, ¿tal vez sea una mala manera de parafrasear las cuestiones reales que tratamos de afrontar?

¿Acaso los recursos naturales tienen derechos? Eso suena como una manera extraña de hablar. Los recursos naturales están allí para servir al desarrollo industrial. Este tipo de naturaleza no existía hasta el siglo 19. Cualquier “derecho” atribuido a él nunca podrá interferir con el fin de la acumulación de capital. ¿Podemos aceptaruna noción de derechosde la naturaleza quese encierrade esta manera?

¿Acaso los servicios ambientales tienen derechos? Esto suena aún más extraño. Podemos decir que los trabajadores tienen derechos, pero ¿qué significaría para el propio trabajo capitalista tener derechos? Y en esencia esto es lo que los servicios ecosistémicos son: el trabajo de los no-humanos, organizado alrededor del objetivo de ayudar a inmunizar a la industria privada, o pública, en contra de las leyes ambientales que los gobiernos han estado impulsando desde fines del siglo 20.

Entonces tal vez estemos sugiriendo que sea otra naturaleza la que sea sujeto de derechos. Pero, ¿cuál es? Una insinuación anterior era que en el 99% de la vida diaria de la gente común, no hay necesariamente el interés de hablar sobre qué es naturaleza y qué no lo es. Entonces, quizás cuando nos preguntamos si la naturaleza tiene derechos, estamos simplemente preguntándonos si podemos adoptar maneras recíprocas más respetuosas de vivir, a secas.

Tal vez estamos solamente preguntándonos qué tipo de civilizaciones queremos. En este caso, tal vez podemos evitar el hablar de los derechos de la naturaleza por completo.

Pero esto esolvidar quemuchos delos que participamosen los movimientosque criticanlos recursosnaturales y losservicios de los ecosistemas hace tiempo que asumimos nuestros propios conceptos de naturaleza. Como los conceptos de recursos naturales y servicios ecosistémicos, nuestros conceptos son abstractos también, generales y simplificados. Han tenido que ser de esta manera (o así nos lo decimos a nosotros mismos) con el fin de confrontar y poner en perspectiva crítica lo abstracto, lo general y lo simplificado de los conceptos de recursos naturales y de los servicios ecosistémicos. 

Por ejemplo hablamos de “commons” (i), adaptando para uso general un término específico de ciertas luchas históricas en Europa y Asia. O hablamos de “territorios” (ii) indígenas, sintetizando una costumbre diferente. Si estamos en Tailandia inventamos la palabra “paa chum chon” (bosque comunitario) para facilitar la defensa de miles de diferentes tipos de bosques sagrados, bosques de irrigación, bosques funerarios, bosques de hongos-y-hierbas-medicinales, bosques en barbecho, etc., que los pueblos locales rechazan que sean convertidos en recursos para la industria o productores de ecosistemas.

Los pobladores locales no necesariamente usan estas palabras. Y pueden estar desconcertados si se les pregunta si sus tierras, árboles u hongos tienen derechos. Podrían decir: Claro, tratamos a nuestras tierras y aguas y sus plantas y animales respetuosamente; ellos nos hablan y nosotros hablamos con ellos; y claro, los vamos a defender frente a quienes abusan de ellos; pero, ¿qué es este asunto de derechos?

Entonces podría ser también algo extraño preguntarnos si los commonstienen derechos, o si los “territorios” tienen derechos. Hacerlo se siente innecesario, incluso parece engañoso, en la medida enque las diversasnocionespertinentes ala reciprocidady el respetoestán contenidas enestosmismosconceptos.

Algunos líderes indígenas podrían ir inclusive más lejos. El cosmos es sagrado, podrían decir. Decir que tiene derechos podría ser insultante, como decir que Dios tiene derechos. El concepto de derechos pertenece a la tradición equivocada, podrían añadir –la del individualismoy el capitalismo. Y, políticamente, es poco probable que nos ayude a lograrlo que pretendemos.

Cuando hablamos de derechos de la naturaleza, entonces, parece ser que estamos involucrados en una doble abstracción. Lasabstraccionesque preferimosutilizarpara designara la naturaleza (commons, territorios) son menores que las formasideales deseñalara las entidadeshumanas y no humanasy a las prácticas específicasquetenemos en mente.Y la abstracción “derechos”, también, es solo un atajo crudo, general y muchas veces inaceptable y contradictorio para la miríada de relaciones activas sobre las cuales queremos hablar –por ejemplo el commoning(iii) o el sumak kawsay, que van de la mano con los commons y los territorios. El buscar mejores civilizaciones, al parecer, no es simplemente una cuestión de “reconocer los derechos a la naturaleza”, pero si apoyar y construir laboriosamente las enredadas relaciones que existen por millones.

Entonces, ¿por qué cabría preguntarnos si la naturaleza tiene derechos? Puede ser solo porque nuestras luchas lo requieren, o inclusive consistiría en un largo proceso que Boaventura de Sousa Santos suele llamar “discrepar y compartir” en una “traducción intercultural”. La frase “derechos de la naturaleza” podría tal vez ser vista solo como un primer gesto de bondad ofrecido por los commoners (iv) y los pueblos indígenas a quienes han crecido bajo el signo de los recursos y derechos, con la esperanza de que no sean sus adversarios. Es quizás simplemente un movimiento de apertura y pronto será un movimiento-que-trascienda en un juego cooperativo de interpretación y reinterpretación sin fin que está obligado, para que funcione, a exigir una atención incesante de todos los involucrados.

NOTAS DE LA TRADUCTORA:

(i) Se ha mantenido en inglés el término commons, para evitar que al usar la palabra en español comunes pueda erróneamente confundirse con la idea de “bienes comunes”.

(ii) El autor utiliza en todo el texto en inglés la palabra en español “territorios”.

(iii) Se mantiene el término en inglés commoning que significa en esencia la vida –con todo lo que ello implica – en los commons.

(iv) Se mantiene el término en inglés commoners referido a los pobladores de los commons.

 

Basada en la entrevista hecha por Ivonne Yánez

 

Aproximadamente, tres cuartos del agua dulce del mundo está congelada, incluyendo la nieve, el hielo marino, los icebergs, las placas y bloques de hielo, los glaciares y suelos de permafrost. Todo esto forma parte de lo que los científicos llaman criósfera. Aunque hay componentes de la criósfera que están solidificados sólo algunos períodos del año, hay otros que permanecen congeladas todo el año, y en algunos sectores de la Antártica han estado así, por milenios.

La capa de suelo permanentemente congelada se llama permafrosto permahielo. Pueden ser ricos suelos orgánicos, o arenosos y rocosos y hasta roca sólida. Está presente en la tundra, en áreas circumpolares de Canadá, Alaska, Siberia, Tíbet, Noruega y en varias islas del Océano Atlántico sur como las Islas Georgias del Sur y las Islas Sandwich del Sur.  La Cordillera de los Andes es rica en este tipo de suelos. Aproximadamente un 20% de la superficie de la Tierra es permafrost congelado.

La capa helada más profunda se llama pergelisol. Debajo de los suelo de Barrow – Alaska, hay 440 metros de permafrost, y en áreas de Siberia el permafrost tiene aproximadamente un kilómetro y medio de grosor. Pasó mucho tiempo para que el suelo pudiera congelarse hasta tales profundidades. El permafrost de áreas menos profundas puede formarse relativamente rápido, los primeros cien metros de suelo se pueden congelar en sólo unos cientos de años. Pero tardó mucho más tiempo, quizás decenas o centenas de años para que el suelo se congelara cientos de metros. Por ejemplo, en sólo 350 años de clima frío, el suelo se puede congelar hasta unos 80 metros de profundidad, pero tarda diez veces más tiempo para congelarse hasta unos 220 metros de profundidad. Los científicos estiman que tuvo que pasar más de medio millón de años para que se formara permafrost en los suelos de Arrow, en Alaska.

La capa más superficial – que puede medir medio metro- se conoce como molisol. Esta es la capa activa, que se deshiela en determinadas temporadas. Las plantas pueden sobrevivir si las raíces logran penetrar y encontrar el agua que necesitan para sobrevivir

Hay varios factores que afectan el permafrost, como cambios en la temperatura, la radiación solar y las variaciones en el espesor de la nieve. El calentamiento global se ha convertido en una amenaza, ya que no sólo influye en el derretimiento del permafrost, sino también en los cambios de su dinámica interna. Esto ha provocado problemas, como el deslizamiento de más de dos millones de metros cúbicos de material ocurrido en Los Alpes franceses, con la consecuente pérdida de hielo y cambios en el ecosistema.

En comparación con el largo tiempo que tardó en formarse, el permafrost se ha ido descongelando, relativamente rápido, durante los últimos años. Los científicos han encontrado que la tasa de descongelación del permafrostse ha acelerado debido al calentamiento global. Cuando el permafrost se descongela, se ven afectados la atmósfera, la tierra, el agua y los seres vivos.  

En Chile, la principal amenaza al permafrostes la minería, puesto que ha afectado los glaciares de roca, que son la mayor expresión geomorfológica del permafrost rico en hielo.  De acuerdo a un geólogo de la Universidad Católica de Chile, Guillermo Azócar, cerca de 3,3 kilómetros cuadrados de glaciares rocosos han sido removidos de la mina Los Bronces, a tan sólo 2,5 km de Santiago, lo que es igual a perder 30 millones de metros cúbicos de agua. Este hecho puede provocar el colapso de depósitos de lastres sobre los glaciares de roca y la generación de flujos detríticos o avalanchas, con los consecuentes daños ambientales.

En las regiones hiperáridas de la costa de Perú, se canaliza el agua de los glaciales para la producción agrícola agroexportadora, lo que está agotando los glaciales. En la última década se investigado la evolución glaciar reciente de los Andes Tropicales, y se ha encontrado una intensa desglaciación, con fuertes impactos en las economías campesinas andinas. Las últimas reservas de agua que queda son los permafrosttropicales.

Fuentes:

Nicole Saffie (2010). Examinan el permafrost en los Andes chilenos. Universidad Católica de Chile.

Nuria de Andrés de Pablo (2011). Medio periglaciar, permafrost y riesgos naturales en un volcán tropical extinto: Nevado Chachani (Sur de Perú).  Scripta Nova. Vol. XV, núm. 376, 1 de octubre de 2011

La Antártida es el clima más frio del Planeta. Sus temperaturas varían entre -30 y -10 invierno, y llegan a 0 grados en verano, a lo que se suman 5 meses de total obscuridad. Es además un sitio donde hay muy pocos nutrientes, altos niveles de salinidad, baja humedad atmosférica, largos períodos de luz acompañados por altos niveles de radiación ultravioleta.

A pesar de ello, en esta región prolifera una muy rica flora de algas de agua dulce, que sirven de base del ciclo de alimentos regional. Ellas habitan en lagos, en la superficie del hielo, en la nieve y en las rocas, y para poder sobrevivir en condiciones tan adversas, han tenido que desarrollar una serie de modificaciones. Han tenido que alterar la morfología y estructura celular. Sus células tienen una mayor cantidad de cadenas cortas de ácidos grasos insaturados. La expresión de sus genes han producido proteínas estructurales y enzimas son más flexibles.

Las algas verdes residentes en lagos antárticos, y en el hielo han evolucionado diferentes estrategias de sobrevivencia que aquellas que viven en el suelo seco:

  • La biota de los lagos es relativamente diversa en organismos adaptados para recibir poda cantidad de luz, y su rango de adaptación a variaciones térmicas es estrecha
  • Las algas verdes de los hábitats terrestres están adaptadas a importantes fluctuaciones de temperatura diarias y estacionales, pueden sobrevivir a temperaturas de hasta -50 grados centígrados. Están expuestas además de fuertes condiciones de disecación, a estrés osmótico, a grandes fluctuaciones de luminosidad y a ciclos de congelación/descongelación, lo que se refleja en los patrones de distribución, diversidad de especies, polimorfismo y abundancia, produciendo algas de gran versatilidad, psicrotolerantes (que pueden vivir en condiciones muy bajas) para poder sobrevivir en estas condiciones extremas. Son estirpes endémicas con un período largo de separación de sus parientes existentes en otras regiones

Las adaptaciones de las algas árticas incluyen cambios tanto funcionales como estructurales, que les permita sobrevivir en condiciones extremas. Se producen por ejemplo cambios en el aparato fotosintético de tal manera que hay algas no pueden usar la luz roja, y la expresión de los genes relacionados con la fotosíntesis son más activos a medida que la temperatura baja y los clorofilas se mantienen activas con muy estrechos rangos de luminosidad.

Han desarrollado además enzimas adaptadas a ambientes extremos y de proteínas anti-congelantes, inducidas por el frio.

Las algas del ártico se agregan en un mucílago y sus paredes celulares son gruesas, en tanto que el desarrollo de membranas biológicas más fluidas porque acumulan de cadenas de ácidos grasos poli insaturados y acumulan gotas de almidón y lípidos.

Las algas han coevolucionado con el ambiente del Ártico de tal manera que no sólo sobrevivir, sino prosperar en condiciones con bajos niveles de luminosidad y de obscuridad total; de bajo acceso a nutrientes, altos niveles de salinidad y a la disecación.

Fuente: Hanhua Hu (2013). Adaptation of Antartic freshwater Green algae to extreme environments.   Polyextremophiles. Volume 27 pp. 425-436.

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