FOROS INTERCONTINENTALES SOBRE DERECHOS DE LA NATURALEZA

Una serie de tres foros sobre derechos de la naturaleza, coorganizado por ASTM y Acción Ecológica, se realizaron en marzo 2023

A través de tres sesiones se abordó el tema desde una perspectiva filosófica, su aplicación práctica en las leyes y tribunales, y cómo, en medio de los esfuerzos por su reconocimiento y aplicación, se desarrollan mecanismos para la mercantilización e instrumentalización de la naturaleza.

Durante el primer foro hubo un consenso sobre el rol del proyecto colonial, impuesto en Asia, África y América Latina; de la modernidad, sobre todo del cartesianismo, en la visión que mira al ser humano por encima de la naturaleza, como dijo Protágoras, hace 5.000 años “el hombre es la medida de todas las cosas”, y que resuena hasta nuestros días.

Esta visión cartesiana – colonial que mira a la naturaleza como recurso natural, ha permitido el uso de técnicas violentas de colonización para dominar a la naturaleza y mirar como héroes a sus dominadores.

Para Vandana Shiva la naturaleza es la base misma de nuestra existencia… y la naturaleza es creativa. La inteligencia de la naturaleza es completamente incomprensible en un mundo mecánico y aun así, los sistemas más industriales, que niegan la creatividad de la naturaleza, toman prestada esa creatividad para desarrollar sus modelos, que pueden resultar fallidos como es el caso de los transgénicos de Monsanto que han convertido a la planta sagrada de los Incas, el amaranto, en maleza… y Monsanto responde desarrollando químicos para matarla. Por eso también cuestionó a la comida falsa, hecha en laboratorio porque rompe la relación entre el alimentos y el suelo, sus microorganismos, los polinizadores; con la vida misma.

Habló de la ecología del apartaid, del sentido de superioridad del ser humano por encima de todo, sin recordar que, dentro de la historia de la vida, no hemos estado el 99,9% del tiempo.

Nnimmo Bassey expresó como el extractivismo destruye, no solamente la naturaleza, sino también los sitios sagrados, los lugares y las especies que son importantes para las comunidades; el extractivismo cambia el sentido de la cultura y la espiritualidad, que depende de esos lugares.

El extractivismo en un sentido amplio trata como recursos naturales a los dones que nos da la naturaleza, los que pueden ser apropiados y destruidos.

Nnimmo nos hace un llamado a recuperar la naturaleza para recuperar nuestra vida, nuestras historias, nuestros relatos.

Cuestionó también la noción de tierras marginales, que se utiliza mucho ahora para ser transformadas en zonas de sacrificio, cuando en realidad son territorios de pastores nómadas, o de otras comunidades que entienden y respetan los ciclos naturales.

La naturaleza va más allá de los territorios, de la geografía, va más allá de las consideraciones de si es marginal o no; de lo que puede o no ser conservado. Nuestra relación con la naturaleza debe ser aprender la de esta cada vez más de ella.

Nos invitó a recordar que cada vez dañamos a la naturaleza, nos estamos dañando a nosotros mismos. Es necesario curar al planeta para nuestra propia curación, y no puede haber curación del planeta, si nosotros dañamos a los polinizadores, nuestros alimentos, nuestro suelo y aire.

Para Marcelo Calazans la visión cristiana y espiritual de naturaleza pone su centro en la criatura humana, hecha a semejanza de Dios, y que la naturaleza está a servicio de esa criatura humana.

Dentro de la noción del ser humano como la única especie digna, hay también diferencias que deben ser consideradas; existen fragmentaciones como las relaciones de clase, las relaciones norte – sur, las cuestiones de género, y de identidad sexual.

Convivimos con otras especies más allá de la humana, y hay que establecer los ritos de lo sagrado, los ritos de la diversidad, y ver cómo se trabajan estos fragmentos que, desde hace 300 años, la civilización occidental capitalista nos ha impuesto, primero con el antropocentrismo, y luego el eurocentrismo como el modelo a seguir. Que ve a la naturaleza como un objeto a ser usado o destruido para el lucro de las grandes corporaciones, que controlan la propia ciencia, que quiere manipular y controlar primero el átomo (la energía nuclear), las moléculas con las que se fabrican nuevas fórmulas químicas destructivas (los plaguicidas) y los genes que producen árboles transgénicos.

Está también la manipulación de la palabra para crear subjetividades mecánicas subordinadas a la lógica del capital y que nos llega también al tercer mundo.

La civilización petrolera avanza sobre los territorios amazónicos del Caribe del Atlántico de las selvas africanas, pero también en los territorios mentales que han creado la petrodependencia: la dependencia del plástico, a los alimentos con plaguicidas

Los derechos de la naturaleza critican esa civilización occidental cristiana capitalista y nos hace un llamado a aprender a convivir con ella, y con los pueblos que tradicionalmente la han respetado, que ven a la naturaleza como el lugar para subsistir.

Permitamos a la naturaleza seguir su propio camino.

El segundo foro, los derechos de la naturaleza en la práctica, se centró en las distintas formas de reconocimiento de los derechos de la naturaleza, que empezaron en pequeñas localidades en varios estados de Estados Unidos, donde se han emitido una serie de Ordenanzas que reconocen personería jurídica a la naturaleza y las comunidades que lo protegen.

Cuando se planteó el reconocimiento de derechos a la naturaleza, se vio como algo superfluo, pero hemos visto que el derecho ambiental (que está en el campo del derecho administrativo), no ha solucionado los problemas de la naturaleza, porque no podemos pelear lo límites de contaminación permitidos, o la devastación “ambientalmente aceptable”. Así nacen los derechos de la naturaleza, como el lugar donde se realiza también la vida humana.

Un momento muy importante fue la inclusión en la Constitución del Ecuador, de la naturaleza como sujeto de derechos, y el reconocimiento de varios derechos. A partir de este momento, y de manera muy lenta, se empezaron a dictar sentencias a favor de la naturaleza, como el caso del río Vilcabamba, el reconocimiento de algunos ecosistemas y ríos como sujeto de derechos, incluyendo el Bosque Protector Los Cedros, que desde 2017 ha estado amenazado por la extracción minera.

Entre las estrategias legales de la demanda fue inclusión de muchos Amicus Curiae elaborados por científicos que han trabajado en la zona. Para la población, la principal motivación fue el agua como sustento de su vida y la agricultura. La Sentencia reconoce el derecho de estos bosques a su existencia, a mantener los ciclos, estructura, funciones y procesos evolutivos, protege a todas las especies que habitan estos bosques. Incluye una serie de mandatos administrativos y normativas para distintas autoridades, y la reparación integral.

En Colombia se han dado 20 sentencias que reconocen entes naturales como sujeto de derechos, incluyendo el río Cauca, cuya sentencia estuvo relacionada con la oposición llevadas a cabo por una red que defiende los ríos (Ríos Vivos), frente a la construcción de una gran represa, que incluía la evacuación de poblaciones y la pérdida de la pesca.

La sentencia reconoce el derecho del río Cauca y sus afluentes como entidad sujeta de derechos, y por lo tanto a la protección, conservación, mantenimiento y restauración; y se evocó otros derechos como la vida digna, ambiente sano, seguridad alimentaria. El río está representado por el Estado y las comunidades que conforman los guardianes del río; y se conformó un equipo asesor.

Un problema de esta sentencia es que no incluye a las poblaciones de la cuenca baja.

La defensa en favor del Lago Atitlán en Guatemala nace de las comunidades, quienes, desde los libros más antiguos, muestran su relación con el Lago. Ahora enfrenta un desequilibrio ecológico por varias actividades industriales, la introducción de peces exóticas y el turismo. Pero la mayor preocupación es la construcción de un mega-colector sub-acuático, que además fue hecho sin consulta previa a las comunidades.

Frente a esto, la Corte Constitucional exhortó al Congreso que regule el agua, pero han pasada 4 años sin que haya ninguna respuesta, por lo que las comunidades se reunieron y surge así la DECLARACIÓN, pero que no es reconocida por la justicia criolla.

Durante el foro se hizo un recorrido de las distintas formas de reconocimiento de los DDNN en la práctica, que van desde cambios constitucionales, leyes, ordenanzas de GAD, sentencias, declaraciones de comunidades.

Pero la experiencia nos muestra que el mero reconocimiento de los derechos de la naturaleza, cualquiera sea el camino que se recorra, no son una garantía real que estos derechos se efectivicen, por lo que la mera declaración no es suficiente.

A pesar de los avances normativas en el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, se la está instrumentalizando y convirtiendo en mercancía. Este tema fue tratado en el tercer foro.

En ese contexto, en el sistema de las Naciones Unidas, los gobiernos, las grandes corporaciones transnacionales, incluyendo las de conservación, hablan de ‘economía verde’, ‘economía circular’, ‘soluciones basadas en la naturaleza’, ‘descarbonización’, etc.

Uno de esos mecanismos es la certificación. Los compañeros de a WRM consideran que, a pesar de años con certificación forestal, la violación de la naturaleza continúa y aumenta, como monocultivos a gran escala, con su consumo masivo de agua, uso de agrotóxicos, etc. la tala. Son los consultores quienes definen cuáles son los bosques que debe ser conservados, bajo los criterios como “alto valor de conservación”; una naturaleza sin personas, e imponen restricciones a las comunidades y su convivencia con la naturaleza.

Los documentos técnicos están llenos de lenguaje incomprensibles para las comunidades que cuidan los bosques; los mecanismos de denuncia no funcionan, lo que es muy frustrante para las comunidades.

La certificación refuerza el poder de las corporaciones, ignoran las pruebas que presentan las comunidades sobre las violaciones que cometen, y ayudan a las empresas a perpetuar la destrucción de la Naturaleza”.

André Standing explicó como los canjes de deuda por conservación implican: comprar las deudas de los países del Tercer Mundo y, a cambio, pedir a los gobiernos de los países en desarrollo que se comprometan a salvar la biodiversidad y ecosistemas considerados como valiosos. Al momento se priorizan los canjes de deuda en áreas protegidas oceánicas, enmarcadas en la llamada “economía azul”.

Los problemas relacionados con estos canjes incluyen: a) falta de transparencia en las negociaciones, b) falsas ilusiones para solucionar tanto los problemas de deuda como de destrucción de la naturaleza (muchos canjes de deuda han sido iniciativas fallidas, pues en las áreas protegidas se han autorizado las industrias extractivas) c) son una amenaza a la soberanía nacional, pues se transfieren un poder considerable en la gobernanza de grandes áreas de tierra u océanos a organizaciones conservacionistas extranjeras. En el Ecuador se ha planteado el canje de deuda para ampliar el área de protección marina de Galápagos, que aún no cuenta con financiamiento.

La aplicación de políticas de conservación, basada en áreas protegidas, en la mayoría de los países del África subsahariana se han basado en normas de conservación coloniales, que restringen en gran medida el uso de la tierra y los recursos de vida silvestre a las comunidades locales, socavando los derechos locales y tradicionales y sus derechos humanos, explica Sabrina Masinjila del ACB.

Se ha priorizado el turismo de élite para el desarrollo económico y la inversión extranjera directa. Las políticas y leyes sobre conservación en Tanzania son las más restrictivas y centralizadas de África, país que se enorgullece de ser un destino para el turismo basado en la naturaleza y un paraíso para la inversión en “capital natural”, para abordar las crisis climáticas mundiales. Han sido impactantes los desalojos de los Maasai en Áreas de Conservación para desarrollar y gestionar el turismo, empeorando la crisis en derechos humanos en el país.

Si bien se debe preservar la rica diversidad de fauna y flora, el paradigma actual de conservación no ha podido detener la pérdida de biodiversidad, y el paradigma del crecimiento catastrófico, sigue sin abordarse

Tanto en la certificación, los canjes de deuda por conservación y las políticas sobre áreas protegidas, son actores claves las grandes transnacionales de conservación.

A través de estos tres webinarios hemos visto a los derechos de la naturaleza desde muchos ámbitos, no todos ellos muy alentadores, pero quiero invitarles a mirar a esto derechos relacionados con la defensa de los territorios y de la vida. Cuando se hizo la proclamación universal de los derechos humanos, se esperaba que éstos no se vulneren nunca más. Eso no ha sucedido, pero es un instrumento con el que contamos las organizaciones para demandar su aplicación. Lo mismo está sucediendo con los derechos de la naturaleza, donde nos estamos jugando nuestro futuro como pueblos.