Hablemos de ácaros

Los ácaros son un grupo de invertebrados (artrópodos) diminutos de ocho patas semejantes a arañas. Se clasifican dentro de la clase de los arácnidos, donde también se incluyen otros artrópodos bien conocidos como las arañas y las garrapatas.

Los ácaros establecen relaciones simbióticas con otros organismos vivos. La simbiosis es una relación inter específica y prolongada, en la que dos especies viven juntas en una asociación estrecha. Esta asociación ecológica implica transferencia de energía o algún otro beneficio adaptativo, e involucra dos organismos: el huésped, que es el organismo de mayor tamaño y el simbionte que es generalmente más pequeño.

Un tipo de asociación que establecen los ácaros es la foresia, que es un tipo de relación simbiótica entre especies en la que un animal grande (huésped) transporta a uno pequeño (forente). En esta reación se beneficia el forente, mientras que el huésped ni sale beneficiado ni sale prejudicado de la interacción. Es un caso particular de comensalismo.

Se ha encontrado foresia entre un grupo de ácaros y al menos 28 especies de coleópteros o escarabajos tropicales de la subfamilia Passalidae. Los ácaros se postran en el abdomen del escarabajo para conseguir desplazarse, sin gastar energía. Los investigadores sostienen que se está produciendo un proceso de co-adaptación entre los ácaros y los escarabajos, por colonización, y que esta asociación se debe a los recursos que le brindan los escarabajos a los ácaros: transporte, refugio y alimento, y que la asociación no es específica.

Otro ejemplo de foresia es la que establecen los pseudoescorpiones, que utilizan la foresia para llegar a nuevos hábitats. Los huéspedes en los que se ha registrado este tipo de asociación son variados; entre ellos se encuentran los coleópteros, las arañas, las moscas y las polillas. Un estudio en México encontró que se establece foresia entre nueve especies de pseudoescorpiones y varias especies de pequeños roedores: los investigadores señalan que es probable que estos roedores jueguen un papel importante en la historia de vida de los pseudoescorpiones. Por si parte, los pseudoescorpiones foréticos, además de ocupar a los roedores para alcanzar nuevos hábitats, también pueden alimentarse de los ácaros y otros artrópodos parásitos , por ejemplo, pulgas que están sobre sus hyéspedes, y de esta manera se establece en realidad una relación más recíproca que la que se creía en un inicio.

Hay un grupo de ácaros que viven en el oído de las polillas (insectos nocturnos cercanos a las mariposas). Cuando los ácaros están listo para poner sus huevos, se suben al oído de polilla, un lugar seguro para poner sus huevos. Durante el proceso de puesto, los ácaros pueden dañar la delicada estructura del oído de la polilla. Y si entran muchos ácaros, puede quedar sorda, especialmente si los ácaros hacen su ovoposición en ambos oídos. Un mecanismo de co-evolución es que los ácaros ocupan sólo uno de los dos oídos de la polilla, esto les permite escuchar las señales auditivas de los murciélagos y escapar de ellos, pues son uno de los alimentos priviligiados de estos mamíferos voladores.

Hay ácaros que viven y se reproducen en nuestra cara. Son ácaros microscópicos, que seguramente pasan toda su vida en nuestras caras. Allí comen, se aparean y, finalmente, mueren. Estos huéspedes probablemente no representan un problema serio y hasta podrían ser totalmente inofensivos. Son tan comunes que podrían revelar nuestra historia evolutiva. Han estado con nosotros desde que evolucionamos de nuestros ancestros homínidos; es decir, desde hace unos 20.000 años.

Hay dos especies de ácaros que se alojan en el rostro humano: Demodex folliculorum y el Demodex brevis. El D. folliculurom vive en los poros y los folículos del pelo, mientras que el D. brevis prefiere asentarse en tus grasosas glándulas sebáceas. En comparación con otras partes del cuerpo, el rostro tiene poros más grandes y numerosas glándulas sebáceas, lo que puede explicar por qué los ácaros suelen vivir ahí. Se cree que estos ácaros se comen las bacterias en la piel o las células muertas de la piel o la grasa de las glándulas sebáceas”.

No sabemos muchos sobre sus características reproductivas. Otras especies de ácaros practican desde el incesto hasta el canibalismo sexual, el matricidio y el fratricidio. Sin embargo, los Demodex tendrían un comportamiento un poco menos extremo.  Parece que salen de noche para aparearse y luego vuelven a nuestros poros. Lo que sí se sabe con certeza es que colocan sus huevos alrededor del poro donde viven. Sus huevos son bastante grandes, de un tercio a la mitad del tamaño de su cuerpo.

Y hablando de objetos que los Demodex necesitan expulsar de sus cuerpos, estos ácaros no tienen ano, pero de todos modos tienen que defecar. Así que esos desechos se van guardando hasta su muerte cuando explotan, degradándose en el rostro humano, pero no producen efectos negativos en el ser humano.

Lo que sí se ha relacionado con los ácaros es un problema en la piel llamado rosácea, que afecta principalmente a la cara. Comienza con un enrojecimiento antes de avanzar a una irritación permanente, manchas y una sensación de ardor o escozor.

Referencias

Hubbell S. (2016). Un año en los bosques. Errata Naturae.

Jones L. (2015). Los ácaros microscópicos que viven en nuestra cara. BBC Earth https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150512_vert_earth_acaros_en_tu_cara_yv

Villegas P.A y Hernández. (2006). Pseudoescorpiones foréticos de roedores en México. Acta Zoológica Mexicana 22(1): 141-143.

Villegas P.A. el tal (2012). Coadaptación entre los ácaros (Arachnida: Klinckowstroemiidae) y coleópteros Passalidae (Insecta: Coleoptera). Revista de Biología Tropical