Virus de 15 mil años congelados a más de 7 mil metros de altura en la meseta tibetana

Fuente: NG en Español

Desde la megafauna hoy extinta (como los restos de mamut lanudo perfectamente conservados que revela el deshielo del Ártico), hasta formas de vida microscópicas como los rotíferos hallados en Siberia que datan de hace 24.000 años, el suelo congelado hace miles de años sigue aportando rastros clave de la vida en la Tierra durante la prehistoria.

El último hallazgo responde a una categoría controvertida para los biólogos, que desafía a la noción de vida: los virus.

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio encontró una docena de virus de al menos 15 mil años de antigüedad en dos muestras tomadas del deshielo en la Meseta tibetana, en el casquete glaciar Guliya, ubicada a 7 mil metros sobre el nivel del mar.

La Meseta tibetana es una región inhóspita ubicada a unos 4,500 metros de altura media compartida por China, el Tíbet y la India donde los glaciares dan forma a los grandes ríos de Asia, habitada únicamente por pastores nómadas debido a su aridez y gran altitud.

El equipo explicó que estos glaciares se formaron gradualmente, congelando polvo y gases en el proceso. De ahí que estos virus milenarios sean exactamente iguales a aquellos que se encontraban suspendidos en la atmósfera hace unos 15 mil años aproximadamente.

De los 33 virus hallados en las muestras, 28 son inéditos para la ciencia y la mitad de ellos lograron sobrevivir gracias a la formación del glaciar. El análisis de datación se llevó a cabo con una nueva técnica desarrollada para mantener estériles las pruebas y analizar los microorganismos sin contaminarlos.

A través de este estudio los investigadores trataron de entender la vida, la ecología de ecosistemas antiguo, las condiciones climáticas y ambientales existentes en la edad de hielo.

Este estudio adquiere cada vez mayor relevancia debido a la emergencia climática y el deshielo del permafrost, que durante su avance en los próximos años liberará microorganismos a la atmósfera.

En la criosfera, los virus son poco conocidos, pero están empezando a surgir algunos datos, como los estudios de la ecología viral y la evolución en los agujeros de crioconita[1] del Ártico y un trabajo reciente en el hielo marino del Ártico y criopegas[2] antiguas que revelaron que los virus son abundantes. Se predice que los virus podrían infectar a los miembros dominantes de la comunidad microbiana y que podrían adaptarse a condiciones extremas de frío y sal. Por lo tanto, incluso en estas condiciones extremas, parece que los virus pueden desempeñar un papel clave en el ecosistema cuando ellos y sus anfitriones están activos.

Se trata de un descubrimiento único, que permitirá ahondar en el comportamiento de virus y bacterias en climas extremos y cómo esto influye en su capacidad de encontrar e infectar células huésped para replicarse.

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Los pormenores del hallazgo fueron publicados en la revista Microbiome y permitirán ofrecer una visión única de la evolución de los virus a lo largo de miles de años, además de ayudar a esclarecer el debate sobre si se trata de organismos vivos o bien, fragmentos de material genético incapaces de replicarse por sí mismos sin un huésped.

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[1] La crioconita es un fango formado por partículas procedentes de lejanos desiertos, incendios, motores diésel y centrales térmicas. La crioconita reduce el albedo del hielo, su reflectividad, lo que aumenta la absorción del calor solar.

[2] Criopegas son capas atrapadas de sedimentos con agua tan salada que permanece líquida a temperaturas bajo cero.