Boletín No. 5: Ecosistemas marinos

En agosto de 2017, se encontró alrededor de 300 toneladas de especies marinas en enormes pilas en el barco, incluido 7.642 tiburones en peligro de extinción – incluidos tiburones preñadas y neonatos, pertenecientes a 12 de las 30 especies que existen en Galápagos. Esta fue la mayor incautación de tiburones (y embarcaciones) en la historia de las Islas Galápagos.

La sanción a la tripulación fue de uno a cuatro años de prisión a la tripulación del barco chino Fu Yuan Leng 999, dependiendo del rol que la persona cumplía en el barco, a más de comiso, multa y reparación económica. La autoridad sentenció a los 20 tripulantes del Fu Yuan Leng 999, y dispuso que el barco sea devuelto a su dueño previo al pago de 6,1 millones de dólares. En la apelación se confirmó la sentencia, con algunas modificaciones.

En la Sentencia se señala que el bien jurídico afectado es la naturaleza o Pachamana, lo que llevaría a concluir que en principio, la naturaleza estaría titulada por el derecho penal.

La mayoría de los individuos encontrados eran hembras y machos que no habían llegado a la madurez sexual, por lo que no pudieron aportar para la recuperación de sus poblaciones. En el proceso se contabilizaron embriones no nacidos de cinco especies de tiburones y otros recién nacidos.

En Galápagos está prohibida la pesca industrial, solo se permite la pesca artesanal; sin embargo, hay barcos de bandera extranjera y ecuatoriana que persisten en el ilícito.

Este es uno de los primeros casos en el que se litiga los derechos de la naturaleza en el ámbito penal. En el Código Orgánico Integral Penal se típica los crímenes en contra del ambiente y la naturaleza.

El abogado del caso Hugo Echeverría indicó que se hace necesaria una reforma al Código Integral Penal, en el artículo 247, para que contemple, entre otros puntos, la sanción dependiendo de la cantidad de transporte, pesca o afectación. En ese sentido, informó que la misma jueza que dictó la sentencia en el caso del barco chino, dispuso que la misma sea enviada a la Asamblea Nacional para que los legisladores analicen una reforma.

Según el Galápagos Conservation Trust, más de 100,000 toneladas de tiburones han sido extraídas de las aguas de Galápagos desde 1950, cuando la industria pesquera despegó en la región.

Fuente: Hugo Echeverría.El Derecho Penal y los Derechos de la Naturaleza. En: Una década de derechos de la naturaleza. Maldonado y Martínez.

La estructura calcárea de los pólipos conecta a estos entre sí, creando una colonia que funciona como un organismo individual. A medida que las colonias van creciendo a lo largo de miles de años, se agrupan con otras colonias para formar arrecifes. Algunos de los arrecifes de coral existentes hoy en el planeta comenzaron a formarse hace más de 50 millones de años.

En términos evolutivos, la asociación de un animal y un alga para formar arrecifes surgió en la Era de los Trilobites: en el Cámbrico y el Ordovícico. Estos se extinguieron y volvieron a desarrollarse 55 millones de años más tarde, quedando restringidos sólo a los corales, porque los arrecifes son muy sensibles a los cambios de la temperatura del agua.  Ahora, con el calentamiento global, los arrecifes coralinos vuelven a estar en peligro.

Los arrecifes de coral son algunos de los ecosistemas más diversos del planeta, y es una muestra de cómo la colaboración, la simbiosis, es la fuerza motora de la evolución. En esta relación simbiótica participan los pólipos, que son pequeños organismos con cuerpo blando parientes de las medusas, que están protegidos por un esqueleto calcáreo, que compone la estructura de los arrecifes de coral. Los arrecifes comienzan a formarse cuando un pólipo se ancla a una roca del lecho marino y a continuación se divide, o rebrota, en miles de clones.

Dentro de los tejidos de los pólipos viven unas algas microscópicas llamadas zooxantelas, que son las que dan color al arrecife coralino. De esa manera tienen un lugar para vivir. Los corales crecen mejor en aguas transparentes y llanas, con buena penetración de la luz solar, y de esa manera, las zooxantelas -a través de la fotosíntesis- elaboran las sustancias que necesita el pólipo para vivir.

Las zooxantelas recogen el nitrógeno disponible, almacenan el exceso en forma de cristal y alimentan poco a poco a los corales, cuando en su entorno hay bajos contenidos de nitrógeno. Algas microscópicas alimentan a los corales para formar arrecifes. Esta relación simbiótica permite el desarrollo de los corales en aguas tropicales claras, pobres en nutrientes.

En muchos lugares, sin embargo, los arrecifes de coral están sufriendo de un exceso de nutrientes, la contaminación de las aguas residuales y fertilizantes que afecta a la simbiosis y la salud de los corales de forma desconocida. A esto se suma el hecho de que, debido al cambio climático, se da un fenómeno llamado “blanqueamiento de los corales”, que se da porque las zooxantelas van perdiendo sus pigmentos fotosintéticos, reduciéndose la velocidad de crecimiento del coral, poniendo en peligro el mantenimiento de la estructura del arrecife.

Otra relación simbiótica es la que se da entre arrecifes de coral y peces del géneroGobio. Los arrecifes de coral están amenazados por algunas macro-algas. Un reciente estudio descubrió que corales de la especie Acropora nasutadesprende una señal química que atrae a dos diferentes especies de peces gobios cuando están siendo atacados por algas marinas dañinas.

En tan sólo segundos, pequeños gobios aparecen, llamados por estas señales químicas, y se llevan hasta el 30 o 40% de la masa de macro-algas, reduciendo el daño del ataque en un 70-80%. Los arrecifes de coral que no eran asistidos por lo gobios no tenían esta fortuna. En esta relación simbiótica los gobios se alimentan de la mucosa, el plankton y las algas presente alrededor del coral.  

Hay varios microorganismos que participan también de esta simbiosis llamada arrecifes coralinos. La capa de moco, el esqueleto y los tejidos de los corales sanos contienen grandes poblaciones de algas eucariotas, bacterias y arqueas. Estos microorganismos confieren beneficios a su huésped por varios mecanismos, incluida la fotosíntesis, la fijación de nitrógeno, la provisión de nutrientes y la prevención de infecciones.

Si bien los corales obtienen la mayor parte de los nutrientes que necesitan de los productos derivados de la fotosíntesis de las algas, también tienen tentáculos punzantes y venenosos que pueden hacer asomar, normalmente por la noche, para capturar zooplancton e incluso pequeños peces.

En condiciones de estrés ambiental, ciertos microorganismos causan la decoloración del coral y otras enfermedades. La decoloración de algunos corales se debe a la infección de la bacteria Vibrio shiloi, lo que está asociado también a la temperatura elevada. En los últimos cinco años, O. patagonica se ha vuelto resistente a la infección por V. shiloi. Esto se explica por una relación dinámica entre los microorganismos simbióticos y los corales en diferentes condiciones ambientales.

Los microorganismos juegan un papel importante en la evolución de los animales y las plantas.

Los arrecifes de coral son los ecosistemas marinos más antiguos en la Tierra. Aunque cubren apenas un 0,2% de la superficie total de los océanos, albergan a por lo menos el 25% por ciento de todos los animales marinos; tanto que se los compara con la biodiversidad de los bosques tropicales. Los arrecifes son el hábitat de más de 4.000 especies diferentes de peces, anémonas, estrellas de mar, crustáceos, moluscos y esponjas; a más de los pólipos de coral que se asocian con un tipo particular de algas (que producen la energía para todo el sistema).

Los corales y los arrecifes de coral están en peligro. El cambio climático, la contaminación del agua y la pesca excesiva son los tres factores que inciden en el aumento de las enfermedades infecciosas del coral. Estudios recientes han proporcionado evidencia directa que demuestra cómo cada uno de estos factores contribuye a la enfermedad de coral inducida por microbios.

El blanqueamiento de los arrecifes de coral, el blanqueamiento de diversos grupos  de invertebrados, resulta de la pérdida de las algas simbióticas zooxantelas que residen dentro de los tejidos gastrodérmicos de los pólipos coralinos; o de una reducción de las concentraciones de pigmento fotosintético en las  algas

De particular preocupación son las consecuencias de la decoloración de un gran número de corales que construyen arrecifes. Aunque el blanqueamiento de los corales ha sido registrado desde fines del Siglo XIX, lo que sucede no tienen precedentes en la literatura científica.

Las causas de los eventos de blanqueo aislados a pequeña escala se explican por factores estresantes particulares (como cambios de temperatura, salinidad, luz, sedimentación, exposición aérea y contaminantes), en tanto que los eventos de blanqueo a gran escala se relacionan con fenómenos más globales como el cambio climático global, el aumento del flujo de radiación UV, el deterioro de la salud del ecosistema y la combinación.

Si las tasas proyectadas de calentamiento del mar se alcanzan a mediados del año 2000, es decir, a un aumento de 2 ° C en los mares de coral de latitudes altas, se podrían sobrepasar los límites de tolerancia térmica superior de muchos corales de arrecifes.

Otro efecto del calentamiento global y el caos climático generado es que han aumentado y se han agudizado algunos eventos naturales extremos, incluyendo los huracanes. El 2017 fue un año récord para el Atlántico: hubo tormentas de categorías 3 a 5 que causaron grandes destrucciones en zonas del Caribe, México y Estados Unidos, produciendo pérdidas humanas y materiales; pero también a la naturaleza.

Uno de los ecosistemas afectados son los corales. Los huracanes rompen y vuelcan a los arrecifes, y asfixian a especies sésiles como las esponjas.

El huracán Irma -cuyo ojo tocó tierra en siete ocasiones, cuatro de ellas como huracán de categoría 5- es considerado como uno de los huracanes más poderosos y costosos registrados en la cuenca atlántica. A más de los costos humanos y económicas (valoradas en unos 50.000 millones de dólares), afectó ecosistemas naturales, incluyendo el del Santuario Marino Nacional de Florida Keys.

En un estudio sobre los impactos del huracán Emily (julio de 2005, categoría 4) en nueve distintos tipos de sustrato bentónico del paisaje arrecifal de la isla de Cozumel (México), se encontró que la  cobertura de arena y la arena sobre roca aumentó, mientras que el área con pastos marinos y corales disminuyó.

Los efectos del huracán sobre los corales blandos disminuyeron por debajo de los 10 m de profundidad. Aquellos sitios localizados entre 0,5 y 5,5 m fueron menos afectados hacia el suroeste de la isla, donde los arrecifes de coral están más desarrollados. Se registró  un aumento en la abundancia de macroalgas como resultado de huracanes, acoplado con actividades turísticas no reguladas adecuadamente podría favorecer un cambio de fase en este sistema.

El 20 de septiembre, los vientos de 240 kilómetros (150 millas) por hora del Huracán María azotaron Puerto Rico: la peor tormenta que azotó la isla en los últimos tiempos. María destruyó decenas de miles de casas, y, más de dos meses después, los cortes de luz todavía afectan a una buena parte de la isla y continúan aumentando las muertes como consecuencia del huracán debido a la falta de acceso a la asistencia sanitaria.

Los arrecifes de coral también sufren por el aumento de los sedimentos en las aguas, así como la disminución de salinidades además de los efectos mecánicos de las olas.

El gran avance del capitalismo urbano industrial ha acelerado la crisis climática, y esta afecta a aspectos de la vida humana y de la naturaleza de  maneras insospechadas.

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