Los corales: muchas historias de amor

Oficina de derechos de la Naturaleza

La estructura calcárea de los pólipos conecta a estos entre sí, creando una colonia que funciona como un organismo individual. A medida que las colonias van creciendo a lo largo de miles de años, se agrupan con otras colonias para formar arrecifes. Algunos de los arrecifes de coral existentes hoy en el planeta comenzaron a formarse hace más de 50 millones de años.

En términos evolutivos, la asociación de un animal y un alga para formar arrecifes surgió en la Era de los Trilobites: en el Cámbrico y el Ordovícico. Estos se extinguieron y volvieron a desarrollarse 55 millones de años más tarde, quedando restringidos sólo a los corales, porque los arrecifes son muy sensibles a los cambios de la temperatura del agua.  Ahora, con el calentamiento global, los arrecifes coralinos vuelven a estar en peligro.

Los arrecifes de coral son algunos de los ecosistemas más diversos del planeta, y es una muestra de cómo la colaboración, la simbiosis, es la fuerza motora de la evolución. En esta relación simbiótica participan los pólipos, que son pequeños organismos con cuerpo blando parientes de las medusas, que están protegidos por un esqueleto calcáreo, que compone la estructura de los arrecifes de coral. Los arrecifes comienzan a formarse cuando un pólipo se ancla a una roca del lecho marino y a continuación se divide, o rebrota, en miles de clones.

Dentro de los tejidos de los pólipos viven unas algas microscópicas llamadas zooxantelas, que son las que dan color al arrecife coralino. De esa manera tienen un lugar para vivir. Los corales crecen mejor en aguas transparentes y llanas, con buena penetración de la luz solar, y de esa manera, las zooxantelas -a través de la fotosíntesis- elaboran las sustancias que necesita el pólipo para vivir.

Las zooxantelas recogen el nitrógeno disponible, almacenan el exceso en forma de cristal y alimentan poco a poco a los corales, cuando en su entorno hay bajos contenidos de nitrógeno. Algas microscópicas alimentan a los corales para formar arrecifes. Esta relación simbiótica permite el desarrollo de los corales en aguas tropicales claras, pobres en nutrientes.

En muchos lugares, sin embargo, los arrecifes de coral están sufriendo de un exceso de nutrientes, la contaminación de las aguas residuales y fertilizantes que afecta a la simbiosis y la salud de los corales de forma desconocida. A esto se suma el hecho de que, debido al cambio climático, se da un fenómeno llamado “blanqueamiento de los corales”, que se da porque las zooxantelas van perdiendo sus pigmentos fotosintéticos, reduciéndose la velocidad de crecimiento del coral, poniendo en peligro el mantenimiento de la estructura del arrecife.

Otra relación simbiótica es la que se da entre arrecifes de coral y peces del género Gobio. Los arrecifes de coral están amenazados por algunas macro-algas. Un reciente estudio descubrió que corales de la especie Acropora nasuta desprende una señal química que atrae a dos diferentes especies de peces gobios cuando están siendo atacados por algas marinas dañinas.

En tan sólo segundos, pequeños gobios aparecen, llamados por estas señales químicas, y se llevan hasta el 30 o 40% de la masa de macro-algas, reduciendo el daño del ataque en un 70-80%. Los arrecifes de coral que no eran asistidos por lo gobios no tenían esta fortuna. En esta relación simbiótica los gobios se alimentan de la mucosa, el plankton y las algas presente alrededor del coral.  

Hay varios microorganismos que participan también de esta simbiosis llamada arrecifes coralinos. La capa de moco, el esqueleto y los tejidos de los corales sanos contienen grandes poblaciones de algas eucariotas, bacterias y arqueas. Estos microorganismos confieren beneficios a su huésped por varios mecanismos, incluida la fotosíntesis, la fijación de nitrógeno, la provisión de nutrientes y la prevención de infecciones.

Si bien los corales obtienen la mayor parte de los nutrientes que necesitan de los productos derivados de la fotosíntesis de las algas, también tienen tentáculos punzantes y venenosos que pueden hacer asomar, normalmente por la noche, para capturar zooplancton e incluso pequeños peces.

En condiciones de estrés ambiental, ciertos microorganismos causan la decoloración del coral y otras enfermedades. La decoloración de algunos corales se debe a la infección de la bacteria Vibrio shiloi, lo que está asociado también a la temperatura elevada. En los últimos cinco años, O. patagonica se ha vuelto resistente a la infección por V. shiloi. Esto se explica por una relación dinámica entre los microorganismos simbióticos y los corales en diferentes condiciones ambientales.

Los microorganismos juegan un papel importante en la evolución de los animales y las plantas.

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