Boletín No. 4: Tierra y animales

En una charla reciente dictada en la Universidad de Yale, el filósofo Peter Singer, profesor universitario y parte del movimiento por el derecho de los animales, pregunta quién puede ser considerado como “persona”, y para contestar esta pregunta, nos introduce en el concepto de “especismo”.

El “especismo”, como hay racismo o machismo, implica una actitud de prejuicio hacia otros seres vivos porque no pertenecen a nuestra especie, pero a diferencia de éstas, el especismo no es visto como algo reprochable en la sociedad.

Es verdad que nosotros sentimos preferencias por nuestros similares (es decir por la especie Homo sapiens);  pero no por ello debemos dar más consideración a los seres de otras especies.

Tradicionalmente, la cultura occidental ha sido irrespetuosa con los animales. Aristóteles pensó que había seres más racionales que otros, siendo el humano el más racional de los animales y por lo tanto, su superior. Las ideas de Aristóteles fueron introducidas por Tomás de Aquino en el Cristianismo, aunque esta es una concepción que viene de mucho más atrás: los hebreos sostienen que Dios creó primero a los animales y que fue el hombre, su última creación, la más perfecta.

El budismo, por otro lado, es menos especista, porque se basa en el principio de la compasión.

El filósofo señala que no se puede justificar el especismo, basándonos en las diferencias profundas que tenemos con los animales (como son la racionalidad, lenguaje, etc.), por lo que es importante encontrar los aspectos que nos acercan a otras especies, para tener una actitud de “consideración” hacia ellas. Por ejemplo, es importante “tener consideración” por los seres con los que compartimos ciertos intereses, como “sentir dolor”.

Los animales tienen cierto grado de conciencia, como es la conciencia del dolor, y nosotros, como humanos podemos “sentir cómo sería ser ese ser que siente dolor”, sentir empatía por otros seres (no humanos). Y es posible que sentamos empatía por los seres que son más parecidos a nosotros como los primates, otros mamíferos, otros animales. Cuando pensamos en las plantas es más difícil, porque es más difícil pensar como plantas.

Ahora bien, ¿quién puede ser considerado como “persona”?

El concepto de persona viene de la palabra “máscara”; las máscaras utilizadas en el teatro para que el público pueda reconocer al personaje que está representando el actor. Más Tarde, la palabra “persona” cobra importancia cuando se introduce en la tradición cristiana la Trinidad: Tres personas distintas, un solo Dios verdadero”.

El filósofo cristiano primitivo Boethius[1] dijo que “persona” es una “sustancia racional”. Más tarde, John Lucke (filósofo empirista inglés) definió “persona” como “sustancia racional que piensa” (rational thinking substance). De acuerdo a Lucke, son características de una persona: la conciencia de sí mismo (self awareness) y la autoconciencia (self conscience).

Para entender lo que es una persona de acuerdo a Locke, Singer nos propone el siguiente ejemplo: imaginémonos que usted y su amigo tienen un accidente de carro.  Su amigo tiene bien el cuerpo y se le destruye el cerebro. Usted tiene bien el cerebro y se le destruye el cuerpo; y se hace un trasplante.  Usted recibe el cuerpo de su amigo. ¿Quién sobrevivió? ¿Quién eres cuando te recobres de la operación?. De acuerdo a Lucke, el que dona el cerebro, porque tiene conciencia de sí mismo, y conciencia del otro[2].

El filósofo Mike Tooley introduce el concepto de “future oriented desire” o “deseos con proyección futura” para definir a una persona.

Pero la definición más común de “persona” es simplemente la de “ser humano”. Esta es la definición más común, per los debates filosóficos no han limitado la “persona” a lo humano.

¿Dónde entran las corporaciones, que son consideradas como “personas jurídicas”?

Luego de estas reflexionas, el filósofo nos ofrece algunas conclusiones.

Se puede considerar como “persona” a todo ser con conciencia de sí mismo.

Es verdad de que hay distintos grados de conciencia y de racionalidad (como mantener una conversación filosófica, o simplemente tener conciencia del dolor), pero el problema es que usamos como frontera a nuestra propia especie. Si podemos disminuir el nivel de lo que entendemos por auto conciencia y por racionalidad, podemos incluir a una mayor cantidad de seres vivos.

Un buen número de animales no – humanos son seres con auto-conciencia y con cierto grado de racionalidad. El ejemplo más claro es el chimpancé (que hasta pueden reconocerse en un espejo, al igual que los elefantes).

Aunque “personas con un estatus moral” incluye sólo a los humanos,  compartimos algunos intereses similares con un buen número de animales no humanos, como el a sentir dolor, la necesidad de sentirnos bien, entre otras. Estos son seres que tienen conciencia de si mismos.   

¿Qué es ser persona? Es quien tienen deseos con proyección al futuro, que pueden escoger, que tienen cierto grado de autonomía. Cuando se mata a un animal, se está cortando una vida que tiene deseos con proyección al futuro.  

El filósofo nos invita a dar un mayor reconocimiento a ciertos animales no humanos; a construir un puente que una a los seres humanos con los animales no humanos. Nos hace reflexionar que, Hay que enfatizar las similaridades entre los animales no humanos con los humanos, no sus diferencias, y que si vemos con cuidado, no hay tanta diferencia entre nosotros y los animales, es sólo cuestión de graduación. 

Peter Singer es un filósofo moral australiano, profesor de Bioética en la Universidad de Princeton y del Centro de Filosofía Aplicada y Ética Pública de la Universidad de Melbourne. Se le conoce por su libro, Liberación Animal (1975), un texto canónico de derechos de los animales / teoría de la liberación.
 

[1] “Sobre la persona y las dos naturalezas” de Boethius

[2] Según Locke, la identidad de la persona, es la identidad de la conciencia.

 

De acuerdo a recientes estudios realizados por la NASA, el desierto del Sahara en África y la selva amazónica en Sudamérica están estrechamente relacionados, a pesar de que se encuentran a 16.000 kilómetros de distancia el uno del otro. Ambas regiones se conectan por un río de arena intermitente.

Cada año, vientos intensos del desierto del Sahara envían enormes nubes de polvo del desierto en un viaje hacia la selva amazónica. Esta arena, mucha de la cual se origina en un antiguo lecho de río en Chad y rica en fósforo de restos de organismos muertos hace miles de años, provee de nutrientes cruciales a la vegetación del bosque tropical.

Cada año, la Amazonía depende de la arena que el Sahara le ofrece para su supervivencia. Con los cambios en el clima, es posible que esta relación colaborativa entre ambos pueda verse afectada.

Según los científicos de la NASA un total de 182 millones de toneladas de arena del Sahara es levantada por el viento, de las cuales 27,7 millones es transportada hasta la cuenca amazónica.

Esta fantástica unión desierto-bosque tropical nos muestra que no solamente hay relaciones de colaboración entre plantas o animales, sino que ecosistemas tan diferentes y tan distantes se entienden y se apoyan entre ellos.

En el siguiente enlace se puede mirar el video que recrea esta colaboración:

https://www.youtube.com/watch?v=s7lVGhTPQAY&feature=youtu.be

Más información sobre esta noticia:

http://science.nasa.gov/science-news/science-at-nasa/2015/29apr_amazondust/

La geoingeniería es la manipulación intencional, a gran escala, de los sistemas de la Tierra mediante la alteración artificial de los océanos, los suelos, subsuelos y la atmósfera(ETC Group, 2010). El objetivo fundamental es que el aparato industrial siga funcionando, y poder acceder y quemar combustibles fósiles como se iniciara hace más de 150 años. En lugar de plantearse soluciones drásticas de reducción del uso y quema de petróleo, gas o carbón, se pretende, a través de la geoingeniería, modificar el clima, alterar la radiación solar o aprovecharse de la corteza terrestre.

De manera general a las técnicas de geoingeniería se las podría dividir en el grupo de las que se centran en tratar de manipular el tiempo climático y la radiación solar que incluyen, entre otras, el disparo de yoduro de plata a las nubes para producir lluvia, el lanzamiento de partículas de sulfatos a la estratosfera para reflejar los rayos solares, la ingeniería genética de cultivos para que su follaje refleje mejor la luz del sol; y aquellas técnicas como son la “Captura y Secuestro de Carbono” (CCS por sus siglas en inglés) o el vertimiento de partículas de hierro en los océanos para sobre-estimular la absorción de CO2.

La captura y secuestro de carbono es un proceso tecnológico que atrapa el dióxido de carbono emitido de las fuentes industriales, particularmente las plantas térmicas de carbón, al comprimir el gas en líquido y después bombearlo a través de tuberías hacia una ubicación bajo tierra, donde teóricamente puede quedar almacenado de manera segura y permanente. (ETC Group, 2010).

Entre las propuestas de usar las capas geológicas como basurero de carbono, se incluye una propuesta de la empresa islandesa Reykjavik Energy, quien administra en Islandia una central eléctrica geotérmica. La enorme planta funciona con el vapor supercaliente que extrae del subsuelo mediante 30 pozos, vapor que viene cargado de dióxido de carbono y ácido sulfhídrico. Mediante el proyecto CarbFix se disocian los dos gases, para enviar el dióxido de carbono hasta un pozo de tres kilómetros donde se combina con agua carbonatada, enviada desde otro sitio.

El plan supone que el agua disolverá por completo el dióxido de carbono, que será convertido en ácido carbónico y que, con el tiempo, al combinarse el calcio con el basalto, se convertirá en una sólida piedra caliza que evitaría la fuga del gas contaminante hacia la atmósfera.

El agua carbonatada se inyectará al pozo, donde la presión del bombeo disolvería por completo las burbujas de CO2, a 500 metros de profundidad, y se convertiría en ácido carbónico. “Este ácido es muy corrosivo y comenzará a atacar las rocas (basálticas)”, explicó el geólogo Sigurdur Reynir Gislason, de la Universidad de Islandia, y científico jefe del experimento CarbFix.

Lo que hacen quienes idearon CarbFix es acelerar de una manera radical un proceso natural llamado meteorización, en el que el ácido carbónico en cantidades muy diluidas en el agua de lluvia transforma los minerales en las rocas durante el tiempo pero en plazos geológicos. La empresa intenta patentar su tecnología.

El grupo ETC en su informe sobre geoingeniería señala que en Estados Unidos, ya hay compañías que han inyectado más de 3.300 millones de metros cúbicos de CO2en pozos petroleros, y en Noruega se usa parte del dióxido de carbono, en procesos de extracción secundaria de gas natural en el Mar del Norte. El resto se bombea al océano profundo. ETC añade que

Capturar CO2—antes o después de que se haya emitido a la atmósfera— conlleva riesgos. En un estudio reciente publicado en Nature Geoscienceque examinó cinco escenarios diferentes de CCS, el geofísico Gary Shaffer concluyó: La mayoría de los escenarios investigados produjeron un calentamiento grande, aunque lento, de la atmósfera, pero también escasez de oxígeno, acidificación y concentraciones elevadas de CO2 en el océano. Específicamente, el almacenamiento de carbono en el océano lleva a la acidificación extrema y a concentraciones de CO2 en las profundidades, junto con un retorno de las condiciones adversas en condiciones normales descontaminación sin que hubiera captura de ningún tipo durante varios miles de años. El almacenamiento geológico pudiera ser más efectivo en demorar el regreso de las condiciones normales de contaminación, especialmente si se utilizan sedimentos fuera del mar. Sin embargo, con el escape de 1% o menos cada milanos de un reservorio, o si hubiera que hacer una recaptura continua en el futuro, se requerirían condiciones cercanas a las que se dan con una baja en las emisiones sin captura alguna.

Se habla ahora de vender bonos para ocupar espacios geológicos que sean adecuados para el “secuestro del carbono”, tal como ahora se venden bonos de carbono.

En resumen, la geoingeniería altera la estructura de la geósfera, generando potenciales impactos en sus funciones. Su aplicación podría conducir a su privatización.

Fuente: ETG Group (2010). Geopiratería. El caso en contra de la geoingeniería. Disponible en: http://www.etcgroup.org/es/content/geopirater%C3%ADa-argumentos-contra-la-

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